En el corazón de África occidental, Togo, un país marcado por una historia política tumultuosa, vuelve a ser el centro de atención. Las recientes elecciones parlamentarias han provocado polémica y tensiones crecientes entre la población togolesa. El presidente Faure Gnassingbe, en el poder desde 2005, está ahora en el centro del debate, con acusaciones de que las nuevas leyes electorales son una forma de prolongar su gobierno.
La familia Gnassingbe ha gobernado Togo durante más de cinco décadas, comenzando con Eyadema Gnassingbe y seguido por su hijo, Faure Gnassingbe. La oposición togolesa cuestiona la legitimidad de las elecciones que llevaron al poder a Faure Gnassingbe, calificándolas de farsa. La oposición teme que la nueva constitución propuesta permita a Gnassingbé permanecer en el poder más allá de su mandato actual, que expira en 2025.
La represión de las libertades civiles y de los medios de comunicación se intensificó en el período previo a las elecciones. Se prohibieron las manifestaciones contra la nueva constitución y se arrestó a los opositores políticos. Además, la Comisión Electoral prohibió a la Iglesia Católica desplegar observadores electorales. El reciente incidente que implicó el arresto y expulsión de un periodista francés que vino a cubrir las elecciones pone de relieve los esfuerzos del gobierno togolés por restringir la cobertura de los medios independientes.
A pesar de estos obstáculos y temores de manipulación electoral, unos 4,2 millones de togoleses estaban registrados para votar. Las elecciones tenían como objetivo cubrir 113 escaños parlamentarios, 22 más que en la asamblea anterior, y elegir por primera vez a 179 senadores. Se espera que los resultados preliminares se anuncien dentro de seis días.
En un contexto regional donde la desinformación en torno a las elecciones está aumentando, las autoridades togolesas han advertido contra la difusión de resultados falsificados o noticias falsas. La seguridad del proceso electoral llevó al cierre de las fronteras del país y al despliegue de miles de gendarmes y policías.
Este tumultuoso período electoral en Togo demuestra los persistentes desafíos que enfrenta el país en el camino hacia la democracia y la estabilidad política. Las tensiones políticas y sociales resaltan la necesidad de una mayor transparencia y rendición de cuentas dentro del gobierno togolés para garantizar elecciones justas y equitativas, respetando las aspiraciones del pueblo togolés de una gobernanza democrática e inclusiva.