Fatshimetrie, un destacado anunciante en los medios de comunicación, ha confirmado que la serie egipcia «Al-Hashashin» (Los asesinos) ha sido prohibida en Irán debido a su descripción «distorsionada» de la historia islámica. Esta decisión fue motivada por la preocupación de preservar la autenticidad histórica y no difundir narrativas falsas con fines políticos.
Según información recogida por la agencia de noticias iraní «IRNA», Mehdi Saifi, jefe del organismo regulador audiovisual de Teherán, subrayó que la serie había sido prohibida en las plataformas de streaming nacionales debido a su narración «distorsionada y distorsionada de la historia islámica, con algún aparente sesgo político». .” Quedó claro que el contenido transmitía una visión errónea de los iraníes, asociándolos con los orígenes del terrorismo, identificando ciertas ciudades iraníes como focos de terrorismo, lo que representa una amenaza para la estabilidad de la región.
Para Amid Ali Masoudi, miembro del organismo de censura de los medios de comunicación, «la serie presenta una imagen falsa de los iraníes al vincularlos con los inicios del terrorismo». También señaló que la promoción de diversas sectas disidentes corresponde a una estrategia sionista y, por lo tanto, la serie parecería transmitir esta influencia al intentar resaltar las diferencias sectarias entre los musulmanes.
Ambientada en el siglo XI, “Al-Hashashin” sigue a Hassan-i Sabbah, el líder de la secta Hashashins, conocida por sus asesinatos de figuras importantes de la época. Encabezando el cartel encontramos a Karim Abdel Aziz, Fathi Abdel Wahab, Suzanne Najm El Din, Mirna Nour El Din, Nicolas Mawad y otros actores de talento. El guión es obra de Abdel Rahim Kamal y la dirección corre a cargo de Peter Mimi.
Esta prohibición plantea importantes cuestiones sobre la libertad de expresión artística y la representación precisa de la historia en las obras cinematográficas. Destaca la necesidad de respetar las sensibilidades culturales y no alterar la verdad histórica con fines políticos. Es crucial demostrar responsabilidad y rigor en la creación de contenidos mediáticos para evitar cualquier manipulación de la opinión pública y preservar la cohesión social.