Recientemente, la República Democrática del Congo provocó fuertes reacciones tras el levantamiento de la moratoria sobre la pena de muerte. Esta decisión, después de aproximadamente dos décadas de suspensión, generó preocupación entre la población congoleña y la comunidad internacional.
Para Maurice Kale, abogado y profesor de Derecho en la Universidad de Kisangani, esta acción del gobierno congoleño es vista como una forma de planificar asesinatos políticos. Según él, en un país donde la justicia está a menudo influenciada por intereses políticos, el levantamiento de la moratoria sobre la pena de muerte podría utilizarse para intimidar y silenciar las voces disidentes.
Esta posición es compartida por muchas personalidades, como el cardenal Fridolin AMBONGO y el premio Nobel de la Paz 2018, Dénis Mukwege, así como por varias ONG de derechos humanos. Todo el mundo está de acuerdo en que esta vuelta de la pena de muerte es un gran paso atrás para la justicia en la República Democrática del Congo, mientras que el sistema judicial ya se enfrenta a numerosas deficiencias.
Sin embargo, algunos congoleños apoyan esta medida, considerándola una forma de luchar contra la impunidad de los delincuentes que han sido liberados sin haber cumplido su condena. Para ellos, la pena de muerte podría disuadir a los delincuentes y ayudar a reducir la delincuencia en el país.
En resumen, el levantamiento de la moratoria sobre la pena de muerte en la República Democrática del Congo plantea importantes cuestiones éticas y jurídicas y pone de relieve los desafíos que enfrenta la justicia congoleña. Esta decisión divide la opinión pública y resalta la necesidad de una reforma profunda del sistema judicial para garantizar una justicia justa para todos los ciudadanos.