**Fatshimetria**
La oración por la paz en Ucrania, Gaza y el este de la República Democrática del Congo en la Conferencia General de la Iglesia Metodista Unida en Charlotte, Carolina del Norte, marcó un momento solemne y conmovedor. La voz del obispo Christian Alsted, de la Región Episcopal Nórdica/Báltica, alzándose para implorar la paz en estas regiones asoladas por el conflicto, conmovió a los participantes.
La iniciativa de esta oración, centrada en áreas de crisis a menudo olvidadas, revela la profundidad del compromiso de la Iglesia Metodista Unida con la justicia y la paz. Al resaltar realidades a menudo oscurecidas por las noticias dominantes, esta oración dio voz a las víctimas de los conflictos persistentes en Ucrania, Gaza y el este de la República Democrática del Congo.
Los testimonios de Jetron Muyombi, Esther Furaha, Sylvestre Muthoma, el doctor Richard Letchu y Chadrack Londe, todos afectados de una manera u otra por estos conflictos, son conmovedores recordatorios del sufrimiento que soportan comunidades enteras. Sus voces resuenan como un llamado a la acción, una invitación a la solidaridad y al compromiso con la paz.
La intervención de la reverenda Esther Furaha, del Congo, revela la importancia de la solidaridad internacional y de la movilización de la comunidad internacional para poner fin al sufrimiento de las poblaciones afectadas por los conflictos. Su llamado al agradecimiento hacia su iglesia y la comunidad internacional resalta el impacto concreto de la solidaridad en contextos de crisis humanitaria.
Las palabras de Sylvestre Muthoma expresan la angustia y la urgencia que caracterizan las realidades que viven las poblaciones afectadas por el conflicto. Su frustración por la magnitud del sufrimiento y su gratitud a las organizaciones humanitarias resaltan la necesidad de una acción concertada para poner fin a la violencia y el desplazamiento forzado.
La oración por la paz en Ucrania, Gaza y el este de la República Democrática del Congo en la Conferencia General Metodista Unida en Charlotte, Carolina del Norte, sigue siendo un conmovedor recordatorio de la importancia de la solidaridad, la justicia y la acción colectiva para poner fin al sufrimiento de las poblaciones afectadas por los conflictos. Al permanecer juntos y orar juntos, recordamos que la paz es posible, que la solidaridad es esencial y que el compromiso con la justicia es una responsabilidad compartida.