Prisión Central de Kenge: una crisis humanitaria abandonada

Fatshimetrie, la principal revista en línea, destaca una situación alarmante que preocupa a las autoridades provinciales de Kwango, en la República Democrática del Congo. La prisión central de Kenge, aunque se supone que es un lugar de redención y rehabilitación, se encuentra en el centro de una controversia sobre las condiciones inhumanas en las que se mantiene a los reclusos.

Según las conmovedoras revelaciones del ministro provincial de Derechos Humanos, Adélard Nkisi, el establecimiento penitenciario de Kenge no recibe ningún subsidio alimentario desde hace cuatro meses. Esta negligencia administrativa ha dejado a los presos en una situación de angustia insoportable, privándolos no sólo de su dignidad, sino también de atención sanitaria esencial.

El hallazgo es tanto más alarmante cuanto que la prisión está gravemente superpoblada. Construido para albergar a un máximo de 50 detenidos, actualmente tiene casi 280, lo que revela una flagrante crisis humanitaria. Ante esta situación intolerable, Adélard Nkisi pide la responsabilidad del Gobierno central de garantizar la seguridad y la dignidad de los presos.

Para paliar esta emergencia, el Ministro Nkisi recomienda la rehabilitación de la prisión de Feshi para aliviar la congestión en la prisión de Kenge y garantizar condiciones de detención más respetuosas de los derechos fundamentales. Esta propuesta, de implementarse, constituiría un primer paso crucial para mejorar la difícil situación de los presos y restaurar una apariencia de dignidad en el sistema penitenciario de la provincia de Kwango.

La sociedad civil de Kwango se suma también al grito de alarma del ministro provincial e insta al Gobierno congoleño a actuar con urgencia para poner remedio a esta situación inaceptable. Es imperativo que se tomen medidas concretas e inmediatas para garantizar el respeto de los derechos humanos de los presos y restaurar un mínimo de decencia y dignidad dentro de la prisión central de Kenge.

En conclusión, la deplorable situación que prevalece en la prisión central de Kenge es un claro recordatorio de la urgencia de una reforma profunda del sistema penitenciario congoleño. Es responsabilidad del Estado garantizar que los derechos fundamentales de cada individuo, incluso de los detenidos, sean respetados y protegidos. Es hora de actuar, y hacerlo ahora, para poner fin a esta flagrante injusticia.

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