El impacto del cambio climático en la transmisión de la malaria en África es un tema de importancia crítica que suscita amplios debates e investigaciones. Un estudio reciente dirigido por la Universidad británica de Leeds sugiere que las condiciones cálidas y secas inducidas por el cambio climático podrían conducir a una disminución general de las áreas adecuadas para la transmisión de la malaria a partir de 2025.
Publicado en la revista «Fatshimetrie», el estudio titulado «La idoneidad ambiental futura de la malaria en África es sensible a la hidrología» pone de relieve las alarmantes predicciones de una disminución de las zonas favorables a la malaria, pero también consecuencias adversas como la reducción de la disponibilidad de agua y el aumento del riesgo. de otra enfermedad importante, el dengue. Simon Gosling, profesor de Riesgos Climáticos y Modelización Ambiental, coautor del estudio, advirtió sobre estos riesgos y ayudó a coordinar los experimentos de modelización del agua utilizados en la investigación.
A diferencia de evaluaciones anteriores en toda África, que tendían a representar solo el agua superficial mediante precipitación, los autores de este nuevo estudio utilizaron un conjunto ponderado de modelos hidrológicos y climáticos globales para estimar la idoneidad hidroclimática actual y futura de las áreas para la transmisión de la malaria.
Los investigadores esperan que nuevos avances en su modelización arrojen detalles aún más finos de la dinámica de los cuerpos de agua, lo que podría ayudar a informar las estrategias nacionales para combatir la malaria.
Con un pico de 608.000 muertes por malaria en 2022, según la Organización Mundial de la Salud, el 95% de las cuales se registraron en África, esta enfermedad representa una carga considerable para el continente. El parásito de la malaria se transmite principalmente a las personas a través de mosquitos infectados, y las fuertes lluvias y las inundaciones en algunas partes de África han contribuido a que las aguas estancadas se conviertan en caldos de cultivo para los mosquitos.
La inclusión de un capítulo sobre el vínculo entre la malaria y el cambio climático en el Informe Mundial sobre la Malaria de la OMS en 2023 destaca la importancia de esta interacción como un potencial multiplicador de riesgos para la salud.
Finalmente, el resurgimiento de casos de malaria transmitida localmente en los Estados Unidos el año pasado sirvió como recordatorio de que el cambio climático reactiva o desplaza la amenaza de ciertas enfermedades, destacando la urgencia de adoptar medidas de prevención y adaptación para contrarrestar los efectos nocivos del cambio para la salud. condiciones climáticas.
En resumen, el impacto potencial del cambio climático en la transmisión de la malaria en África requiere una acción concertada e integral para mitigar los riesgos para la salud y proteger a las poblaciones más vulnerables de las consecuencias de esta enfermedad mortal.