La búsqueda desesperada de agua potable en Karisimbi: entre la desesperación y la esperanza

En la tranquila ciudad de Karisimbi, un malestar evidente sacude a sus habitantes, sumiéndolos en una situación de vulnerabilidad sin precedentes. Una historia conmovedora emerge en las calles, con latas destrozadas por una búsqueda desesperada de agua potable. Desde el comienzo de la semana, ha habido una cruel escasez, dejando a las familias indigentes deambulando en busca de este recurso vital.

En las calles de Majengo, barrio emblemático de esta localidad, resuenan las voces angustiadas de una población en apuros. Los residentes se ven obligados a recorrer kilómetros hasta las orillas del lago Kivu, la única fuente de agua potable. En esta búsqueda desesperada, el comercio del agua está experimentando una inflación vertiginosa, transformando cada gota en un tesoro inaccesible para algunos.

Devo Kavira, residente de Majengo, expresa la consternación que embarga a su comunidad: «Hoy pagamos 500 FC o incluso 800 FC por una lata. A veces no sabemos si sacar agua o comprar comida para los niños. Que las autoridades ayuden nosotros, no podemos vivir en la inseguridad sin agua para beber». Las palabras de una madre abrumada por los peligros de una realidad desnuda.

En los oscuros callejones de Katoyi, se alza otra voz, llena de miedo y revuelta. Los habitantes, abandonados a su suerte en la oscuridad de la noche, se sienten amenazados y su vida cotidiana se transforma en un camino lleno de trampas. El agua, símbolo de la vida, se ha convertido en un espejismo lejano, un lujo inasequible en esta espiral infernal de escasez.

Sin embargo, en el corazón de esta agitación, un rayo de esperanza intenta atravesar el velo oscuro que rodea a la comunidad de Karisimbi. Habawezi Maliro Germain, jefe del distrito de Majengo, asegura a su población que se están tomando medidas para resolver esta crisis. “Estuve en contacto con el jefe de la sucursal de REGIDESO, quien me informó que este desabasto se debe a una avería en la escuela primaria de Volcans, pero los agentes están trabajando arduamente para reparar las tuberías dañadas”, dice prometiendo un futuro mejor. para sus conciudadanos.

Esta tragedia de escasez de agua no se limita a las fronteras de Karisimbi, se extiende al campo de desplazados de Don Bosco Ngangi, en el territorio de Nyiragongo. A través de este grito de alarma lanzado por los vecinos, toda una comunidad exige dignidad y seguridad, fundamentos esenciales de una vida digna y respetuosa.

Así, Karisimbi, presa de una crisis humanitaria sin precedentes, espera que sus gritos de ayuda sean escuchados, que sus lágrimas de desesperación puedan ser enjugadas con una mano amiga. El agua, fuente de vida, no debe convertirse en un espejismo inalcanzable, sino en el derecho fundamental de todo ser humano a vivir con dignidad.

Yvonne Kapinga, en Karisimbi

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