Fatshimetrie: Cuando el nepotismo entra en la política
Desde la llegada de Félix-Antoine Tshisekedi al frente de la República Democrática del Congo, las expectativas del pueblo congoleño en términos de renovación política y buena gobernanza han sido grandes. Sin embargo, una mirada más cercana a los nombramientos y decisiones políticas recientes revela el surgimiento de una tendencia preocupante: el nepotismo.
El lema «El pueblo primero», querido por el difunto Étienne Tshisekedi y retomado por los luchadores de la Unión para la Democracia y el Progreso Social (UDPS), parece poco a poco dar paso a un nuevo mantra: «Los niños y la familia primero». . Esta evolución del discurso político es evidente en los recientes nombramientos dentro de la Asamblea Nacional, donde miembros del Presidium de la Sagrada Unión por la Nación (USN) han optado por favorecer los vínculos familiares para ocupar puestos clave.
La polémica creció especialmente en torno a las candidaturas del hijo de Modeste Bahati y de la hermana de Jean-Pierre Bemba, poniendo de relieve un nepotismo flagrante que va en contra de los valores de igualdad de oportunidades y de meritocracia. Cerca de 200 diputados miembros de la USN denunciaron este favoritismo y pidieron que se ponga barrera a tales prácticas, recordando la lucha histórica contra el clientelismo y el clanismo liderada por la UDPS bajo los auspicios de Étienne Tshisekedi.
Ante esta deriva, se alzaron voces para denunciar una «toma de rehenes» del país por parte de los miembros del Presidium de la USN. Steve Mbikayi, cercano al presidente Tshisekedi, lanzó un llamado a la resistencia, destacando el declive democrático y el surgimiento de una oligarquía política. Los miembros de la Unión Sagrada son señalados por su incapacidad para formar gobierno, dejando sin respuesta cuestiones urgentes como la inseguridad en el Este, la crisis social o la corrupción.
Esta situación pone de relieve la falta de liderazgo y arbitraje por parte del Presidente Tshisekedi, cuyo segundo mandato parece verse obstaculizado por disputas internas y luchas de poder. Es hora de volver a poner los intereses del pueblo congoleño en el centro de las prioridades políticas, poniendo fin al nepotismo y promoviendo una gobernanza transparente y equitativa.
La República Democrática del Congo merece algo mejor que las disputas partidistas y los intereses personales. Ya es hora de que sus líderes regresen a los valores originales de la lucha por la democracia y el progreso social, poniendo verdaderamente “al pueblo primero”.