Fatshimetria
La comuna de Lubunga en Kisangani se ve sacudida por la violencia intercomunitaria entre los mbole y los lengola, que ha dejado un trágico saldo de siete muertes. Estos enfrentamientos, a los que se suma el reciente asesinato de una mujer cerca del hospital general de Lubunga, han sumido a la región en un clima de terror y han obligado a muchos residentes a huir de sus hogares en busca de refugio en otros lugares más seguros.
El miedo a que los atacantes prometan una incursión en el corazón de Lubunga pesa sobre los hombros de los residentes que, por razones de seguridad, prefieren salir de sus casas llevándose consigo sus preciadas pertenencias. Colchones, camas, utensilios, televisores y radios son llevados así al exilio, signos tangibles de una vida trastornada por la violencia y la incertidumbre.
En la playa “Jaloux Jaloux”, punto de reunión de los desplazados, las familias que buscan refugio se dirigen a otras comunas, como Makiso, Tshopo y Mangobo, deseando escapar de lo peor. Las escuelas, cerradas debido a la creciente inseguridad, están dejando a miles de estudiantes sin educación, privados del acceso a la educación en estos tiempos difíciles.
Ante esta preocupante situación, las autoridades locales enviaron agentes de policía para restablecer la seguridad en la comuna de Lubunga. La unidad especial de policía, de Kinshasa, también está movilizada sobre el terreno, lo que demuestra el compromiso de las autoridades para restablecer el orden y proteger a las poblaciones vulnerables.
Al mismo tiempo, el gobierno provincial de Tshopo y la asamblea provincial planean enviar equipos al terreno para dialogar con miembros de las comunidades en conflicto. La mediación y el diálogo parecen ser soluciones esenciales para aliviar las tensiones, promover la reconciliación y restablecer una paz duradera en la región de Lubunga.
En este contexto de crisis, la urgencia es proteger a los civiles, prevenir más violencia y promover la convivencia pacífica y armoniosa entre las diferentes comunidades de la región. La estabilidad y la seguridad son bases esenciales para el desarrollo y el bienestar de todos, y es imperativo que las autoridades y la población se comprometan juntas para construir un futuro más sereno y más unido para todos.
Gabriel Makabu, en Kisangani