En El Fasher, capital de Darfur del Norte, reina actualmente una calma incómoda a pesar de las tensiones exacerbadas por la ofensiva lanzada por las Fuerzas de Apoyo Rápido del general Hamdan Daglo contra las posiciones del ejército del general Al-Burhan. Esta ciudad ha logrado resistir repetidos ataques paramilitares, a diferencia de otras ciudades de Darfur como Nyala y El Geneina.
Después de diez días de ofensiva, El Fasher sigue siendo un bastión de resistencia. Las fuerzas armadas sudanesas, obligadas a retirarse a esta última gran ciudad bajo su control tras las derrotas en otras partes de la región, han aumentado su número. Dos importantes grupos armados locales, el SLM de Minni Minawi y el Jem de Gibril Ibrahim, también se unieron al ejército, abandonando su neutralidad para luchar junto a las fuerzas regulares.
Es importante subrayar que la población de El Fasher, compuesta principalmente por el grupo étnico Zaghawa, se opone ferozmente a las tribus árabes que constituyen las fuerzas del general Hamdan Daglo. Esta dinámica fortaleció la cohesión y determinación de los residentes de la ciudad para resistir la ocupación paramilitar.
Sin embargo, la situación humanitaria en El Fasher se está volviendo preocupante. Con más de 1,5 millones de habitantes, incluidos alrededor de 800.000 refugiados, la ciudad está sujeta a un bloqueo paramilitar que dificulta el acceso a recursos esenciales como agua y alimentos. Los residentes informan de una creciente escasez de alimentos, agravada por el fuerte aumento de los precios en los mercados locales. La población se enfrenta a una crisis humanitaria inminente, con consecuencias desastrosas para la seguridad alimentaria y el bienestar de los residentes.
En este contexto de tensión y crecientes dificultades humanitarias, es imperativo encontrar soluciones urgentes para garantizar el acceso a las necesidades básicas de la población de El Fasher. Los llamados a la solidaridad internacional y la acción humanitaria están aumentando para responder a esta crisis que amenaza las vidas de miles de personas ya debilitadas por los conflictos y los desplazamientos forzados.
La situación en El Fasher demuestra la necesidad de una intervención coordinada y eficaz para proteger a los civiles, garantizar su seguridad y satisfacer sus necesidades humanitarias esenciales. Es urgente poner fin a los bloqueos y a la violencia que obstaculizan el acceso de la población local a los servicios básicos, para evitar una gran catástrofe humanitaria en esta región ya asolada por los conflictos.