**La crisis humanitaria en Ituri: una emergencia olvidada**
Desde 2017, la provincia de Ituri en la República Democrática del Congo ha sido escenario de una importante crisis humanitaria, aunque en gran medida olvidada por la comunidad internacional. Más de un millón seiscientas mil personas desplazadas han huido de la violencia de los grupos armados en la región, buscando desesperadamente refugio en diversos lugares de acogida.
Sin embargo, la situación es más precaria para estas poblaciones desplazadas. La suspensión de la ayuda alimentaria por parte de varias organizaciones humanitarias ha provocado una escasez de alimentos en muchos de estos lugares, sumiendo a los desplazados en una alarmante inseguridad alimentaria.
Las condiciones de vida en estos sitios son deplorables. Los desplazados internos necesitan urgentemente alimentos y medicinas, lo que ha provocado muertes recurrentes, especialmente entre niños. El coordinador de la sociedad civil de Ituri, Dieudonné Lossa, destacó la magnitud de la tragedia, destacando el sitio de Nyamusasi donde más de 70 personas han sucumbido a la desnutrición y otras enfermedades desde principios de año.
El peligro es omnipresente para estas personas desplazadas. Los ataques de grupos armados son habituales y comprometen la seguridad de poblaciones que ya son vulnerables. Viajar en busca de alimentos se convierte en misiones de alto riesgo, poniendo en peligro la supervivencia de estas personas ya puestas a prueba por los horrores de la guerra.
El aspecto educativo no queda fuera. La mayoría de los niños desplazados llevan años sin poder asistir a la escuela, privados de su derecho fundamental a la educación. Esta generación corre el riesgo de convertirse en una generación perdida si no se toman rápidamente medidas adecuadas para ofrecerles un futuro mejor.
Ante esta catástrofe humanitaria, la coordinación de la sociedad civil en Ituri pide al Jefe de Estado y al futuro Gobierno de Judith Suminwa que actúen con urgencia y pongan fin al sufrimiento de los desplazados. La paz y la seguridad son los únicos remedios para esta crisis humanitaria que empeora cada vez más. Es hora de que esta tragedia olvidada esté en el centro de las preocupaciones internacionales y de que se adopten medidas concretas para salvar vidas y restaurar la dignidad de estas poblaciones maltratadas.