En las vastas llanuras de Kenia, los agricultores se enfrentan a una crisis sin precedentes tras las lluvias torrenciales que asolaron sus tierras. Martha Waema, una agricultora experimentada de 62 años, se encuentra frente a su campo de tres acres, ahora sumergido tras semanas de lluvias incesantes. Su inversión en diversos cultivos como maíz, guisantes, coles, tomates y col rizada es ahora nula. Las pérdidas financieras que sufre amenazan su estabilidad económica y su optimismo para el futuro.
Las lluvias, que comenzaron a mediados de marzo, no sólo causaron daños inmediatos sino que presagiaron otras consecuencias desastrosas. Casi 300 personas perdieron la vida, las represas alcanzaron niveles históricamente altos y el gobierno tuvo que ordenar la evacuación de zonas con riesgo de inundaciones, llegando incluso a destruir las casas de quienes se negaron a irse.
La inminente crisis alimentaria es sólo una de las consecuencias de este mal tiempo. El gobierno de Kenia dice que más de 168.000 acres de tierras agrícolas han sido destruidas por las inundaciones, lo que representa el 0,24% de la tierra cultivable del país según datos del Banco Mundial.
Esto pone de relieve las deficiencias del país en la preparación para desastres naturales y resalta la importancia de la gestión sostenible de la tierra y la mejora de la previsión meteorológica. Se está pidiendo a los agricultores que adopten prácticas como el cultivo en terrazas, el uso de cultivos de cobertura y la diversificación de cultivos para mitigar los efectos adversos de la erosión del suelo y las inundaciones.
En un mundo que enfrenta los desafíos del cambio climático, la preservación de los recursos naturales se está convirtiendo en una máxima prioridad. Los expertos destacan la importancia de preservar el suelo y utilizarlo sabiamente, destacando el papel crucial de estos recursos en el almacenamiento de agua y la lucha contra la erosión.
Ya sea mediante la construcción de terrazas, el uso de cultivos de cobertura o la conservación de los bosques, es imperativo adoptar prácticas sostenibles para garantizar la seguridad alimentaria de las poblaciones y la protección del medio ambiente. Es hora de actuar de manera proactiva y responsable para preservar nuestras tierras y garantizar un futuro sostenible para las generaciones futuras.