Merece ser celebrada la loable iniciativa del comandante del Servicio Nacional, Jean-Pierre Kasongo Kabwik, de distribuir bancos fabricados por ex kuluna para las escuelas. Sin embargo, la forma en que se llevó a cabo esta operación plantea preguntas legítimas dentro de la comunidad. De hecho, es lamentable que la decisión general no haya involucrado a los ministerios de control (ESU-EPST) y a los actores sobre el terreno, como PROVED y los directores de escuelas, que están en mejores condiciones para evaluar las necesidades específicas de cada establecimiento.
Al actuar de esta manera, el Comandante del Servicio Nacional se desvió de la vía legal y de los procedimientos establecidos, poniendo así en peligro la transparencia y eficacia de la operación. Además, resaltar la prioridad otorgada al complejo escolar de Mokengeli siguiendo instrucciones del Presidente de la República puede considerarse una forma torpe de alardear de sus acciones, poniendo así en peligro la reputación del Jefe de Estado.
Es innegable que la iniciativa de distribuir bancos en las escuelas es en sí misma loable, pero es esencial que se haga de manera concertada y transparente, involucrando a los actores clave del sector educativo. El próximo destino anunciado por el comandante Kasongo, la Universidad de Kinshasa, plantea interrogantes sobre los criterios de selección y priorización de los establecimientos beneficiarios.
En definitiva, es crucial que las acciones emprendidas por las autoridades competentes respondan a las necesidades reales de los establecimientos educativos y que se lleven a cabo de acuerdo con los procedimientos establecidos. La publicidad en torno a tales iniciativas no debe tener prioridad sobre la eficacia y legitimidad de las acciones emprendidas. Es fundamental que los responsables actúen con profesionalismo y en consulta con los del terreno para garantizar una mejora real de las condiciones educativas en el país.