Olas de calor extremas: una amenaza global para los derechos humanos

En un mundo donde el calentamiento global es una realidad alarmante y omnipresente, las olas de calor extremas causan una devastación sin precedentes, poniendo en peligro la salud y los derechos fundamentales de las poblaciones más vulnerables. Echemos un vistazo más de cerca a las devastadoras repercusiones de estos episodios de calor sofocante en las personas y en nuestro planeta.

Las temperaturas abrasadoras que habitualmente superan los 40°C en todo el mundo son la nueva cara de la realidad climática a la que nos enfrentamos. En Dhaka, Bangladesh, Aprdous Hossein, de 74 años, da testimonio de los efectos debilitantes de este calor opresivo. «Este año me siento muy mal por el calor. Me siento muy mal porque tengo demasiado calor. No puedo refrescarme». Su conmovedora historia destaca la urgencia de actuar frente a esta creciente amenaza.

Según un informe reciente de Climate Rights International, una organización sin fines de lucro dedicada a monitorear y defender los derechos humanos y climáticos, las olas de calor extremas plantean una crisis global de derechos humanos. De hecho, tanto los gobiernos como las empresas no están cumpliendo con sus obligaciones bajo el derecho internacional de derechos humanos de proteger a los ciudadanos del aumento de las temperaturas y los eventos de calor extremo causados ​​por el cambio climático.

El año pasado ha sido confirmado como el más caluroso de la historia por la Organización Meteorológica Mundial. Esta preocupante tendencia de aumentos constantes de las temperaturas globales, con promedios globales de más de 1°C por encima de los niveles preindustriales en los últimos nueve años, ilustra la urgencia de tomar medidas para combatir el calentamiento global inducido por la actividad humana.

Las olas de calor que azotaron Asia en abril de 2023 y África occidental en marzo y abril de 2024 no habrían ocurrido sin el cambio climático causado por el hombre, según la iniciativa World Weather Attribution. Estos trágicos acontecimientos tienen importantes repercusiones en los derechos humanos, amenazando la vida, la salud, el acceso a los alimentos, el agua, la educación y un medio ambiente saludable para muchas comunidades ya marginadas.

En la primera línea de esta crisis están los niños, los ancianos, las personas con discapacidad, los trabajadores al aire libre y las poblaciones desfavorecidas y marginadas. Los grupos particularmente vulnerables, como los enfermos crónicos, las mujeres, los inmigrantes y las personas en aislamiento social, corren un mayor riesgo. Además, los trabajadores expuestos a temperaturas excesivas suelen ser víctimas de lesiones y muertes relacionadas con el calor..

El desequilibrio térmico urbano, que genera importantes diferencias de temperatura entre los barrios urbanos y las zonas rurales circundantes, agrava aún más los efectos de las olas de calor en las zonas urbanas. Estas alarmantes realidades ponen de relieve la urgente necesidad de adoptar medidas inmediatas y concertadas para proteger a las poblaciones vulnerables y combatir el cambio climático y sus devastadoras consecuencias.

En conclusión, es imperativo que los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto adopten medidas radicales para abordar esta gran crisis y proteger los derechos humanos de las poblaciones en mayor riesgo. Actuar ahora no es sólo una cuestión de supervivencia, sino también un imperativo moral y ético para garantizar un futuro seguro y sostenible para todas las personas de nuestro planeta.

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