El gobierno de la Primera Ministra Judith Suminwa Tuluka sigue provocando reacciones encontradas en la sociedad congoleña. Con el anuncio de la composición de su equipo de 54 miembros, marcado por una mezcla de nuevas figuras, ex ministros reelegidos y permutaciones, las expectativas son altas y mixtas sobre su capacidad para afrontar los desafíos que tiene por delante la República Democrática del. Congo.
Por un lado, los partidarios de la mayoría gobernante acogen con satisfacción el establecimiento de un gobierno después de un período de transición. Sin embargo, por parte de determinadas organizaciones de la sociedad civil, como el Centro de Investigación en Finanzas Públicas y Desarrollo Local (CREFDL), se alzan voces para criticar lo que describen como un gobierno “devorador de presupuestos”.
El coordinador del CREFDL, Valéry Madianga, advierte de los riesgos vinculados a un gobierno inflado, destacando las colosales consecuencias financieras generadas por los múltiples cargos de Viceprimeros Ministros y Ministros de Estado. Para él, tal configuración corre el riesgo de debilitar aún más la economía del país al monopolizar recursos que podrían asignarse a proyectos sociales esenciales.
Madianga observa sorprendentes similitudes entre este gobierno y el anterior, lo que sugiere una falta de innovación y renovación. Según él, la reelección de un gran número de ex ministros podría comprometer la eficacia de la acción gubernamental, al reproducir patrones que no han dado los resultados esperados en el pasado.
Esta observación plantea preguntas legítimas sobre la capacidad de este gobierno para satisfacer las expectativas de la población congoleña, enfrentada a múltiples crisis, particularmente en términos de seguridad y situación socioeconómica. La depreciación del franco congoleño y el deterioro del poder adquisitivo son desafíos urgentes que requieren respuestas concretas y efectivas.
Si bien todos los ojos están puestos en el nuevo equipo de gobierno, las expectativas son altas con respecto a su capacidad para tomar las decisiones necesarias para enfrentar los desafíos que enfrenta la República Democrática del Congo. Sólo una acción concreta y coherente puede reivindicar a quienes esperan un cambio verdadero y beneficioso para toda la población congoleña.