Desde el anuncio de la formación del gobierno de Suminwa, la Sagrada Unión de la Nación, la familia política del presidente Félix Antoine Tshisekedi, se encuentra sumida en una situación delicada. Si bien la toma de posesión del gobierno se espera para el 10 u 11 de junio de 2024, están surgiendo tensiones dentro de esta coalición. De hecho, los diputados mayoritarios denuncian la falta de equilibrio geopolítico en la composición de este gobierno, llegando incluso a cuestionar su legitimidad.
Estas disensiones políticas ponen en peligro la cohesión de la sagrada unión de la nación. Es crucial recordar que este gobierno, encabezado por una mujer, es el primero en la historia de la República Democrática del Congo. Sin embargo, las críticas provenientes de algunos diputados ponen de relieve problemas de representatividad nacional, en contradicción con el artículo 90 de la Constitución.
A pesar de las garantías del presidente de la Asamblea Nacional, Vital Kamerhe, sobre la presencia de la provincia de Maniema en la composición del gobierno, los diputados persisten en sus cuestionamientos. Estas disensiones parecen enmascarar motivaciones políticas no reconocidas y corren el riesgo de comprometer la acción del gobierno frente a los urgentes desafíos que enfrenta.
La población congoleña, a la espera de respuestas concretas a sus preocupaciones, observa con preocupación estas disputas políticas que pueden obstaculizar la aplicación de los compromisos asumidos por el Presidente Tshisekedi. La devaluación de la moneda nacional, el desempleo juvenil, la construcción de infraestructura y la lucha contra los grupos armados son desafíos que requieren una acción rápida y coordinada.
Es hora de que los diputados mayoritarios dejen de lado sus intereses personales y prioricen el interés general. Al negarse a apoyar a este gobierno, corren el riesgo de comprometer la estabilidad política del país y la confianza de los ciudadanos en sus representantes. Es imperativo favorecer el diálogo y la consulta para garantizar el buen funcionamiento de las instituciones y la consecución de objetivos comunes.
En última instancia, es esencial que los actores políticos demuestren responsabilidad y visión de largo plazo para superar las diferencias actuales. La unidad y la solidaridad dentro de la Sagrada Unión de la Nación son esenciales para afrontar los desafíos del país y construir un futuro mejor para todos los congoleños.