En una oleada de terror sin precedentes, un nuevo ataque mortal atribuido a los rebeldes ugandeses de las ADF azotó la aldea de Makodu, situada cerca de la ciudad de Mamove, en el territorio de Beni, en Kivu del Norte. Las cifras son espantosas: al menos 13 personas, entre ellas dos mujeres, sucumbieron a esta tragedia, dejando tras de sí una estela de desolación.
La crueldad de este ataque es tanto más insoportable cuanto que tuvo como objetivo a civiles inocentes que realizaban trabajos comunitarios. Mientras trabajaban para mantener la carretera de Makodu como parte de las llamadas obras de Salongo, estos individuos fueron brutalmente atacados por los rebeldes, que demostraron una barbarie increíble. Algunos fueron brutalmente ejecutados con machetes, otros asesinados a tiros a sangre fría cuando intentaban huir.
El macabro número de víctimas demuestra el horror de la situación: oficialmente se han contabilizado 13 muertes. Se teme que esta cifra no sea definitiva, ya que es posible que otras víctimas hayan sido encontradas asesinadas en sus campos, añadiendo una suprema indignación a esta tragedia sin sentido.
Los cuerpos sin vida de los fallecidos descansan ahora en la morgue del hospital general de Oicha, cuyo director, Kakule Sekera, no puede más que constatar el horror: todos fueron decapitados, dando testimonio de la increíble violencia de la que fueron víctimas inocentes.
Lamentablemente, esta masacre que tuvo lugar en Makodu forma parte de una serie de acontecimientos trágicos que han sacudido la región recientemente, recordando la fragilidad de la situación de seguridad en el territorio de Beni. De hecho, este sangriento ataque recuerda una masacre anterior que dejó más de 20 muertos en el grupo vecino Baswagha-Madiwe, sumiendo a la comunidad local en un estado de conmoción y luto.
Ante estos actos de barbarie, la indignación y la consternación se combinan con una profunda tristeza para las víctimas y sus familias, que ven sus vidas trastornadas por una violencia sin sentido y asesina. Es imperativo que se arroje luz sobre estos crímenes atroces y que los responsables comparezcan ante la justicia para responder por sus abominables acciones.
En estos tiempos oscuros, donde el terror y la violencia parecen reinar, es urgente que se adopten medidas concretas para garantizar la seguridad y el bienestar de las poblaciones civiles, de modo que ninguna otra aldea sea escenario de una tragedia semejante. Es esencial que la comunidad internacional una sus fuerzas para poner fin a esta espiral de violencia y horror que está dejando a familias de luto, desgarrando comunidades y destruyendo vidas inocentes. Ha llegado el momento de actuar, de poner fin a la impunidad de los criminales y de restablecer la paz y la seguridad en esta región asolada por la guerra y el sufrimiento.