La situación en la región ucraniana de Kharkiv es extremadamente tensa, con un frente norte que recientemente se ha estabilizado tras una ofensiva lanzada por Moscú hace un mes. Las fuerzas ucranianas pudieron repeler los ataques gracias al aumento de los suministros de armas y al permiso para utilizarlas contra posiciones en Rusia. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, las tropas ucranianas están presionadas a lo largo de los 1.000 kilómetros de frente y siguen siendo vulnerables a las temibles bombas aéreas rusas.
Un alto funcionario del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), apodado Bankir, que actualmente trabaja en la región de Kharkiv, dijo a Fatshimetrie que la capacidad de atacar objetivos rusos al otro lado de la frontera ya estaba teniendo un impacto positivo. Esta nueva capacidad permite prever operaciones de contraataque locales para recuperar territorios recientemente perdidos por el enemigo.
Durante gran parte del conflicto, Ucrania se vio limitada en el uso de poderosas armas occidentales contra Rusia. Sin embargo, tras la ofensiva de Járkov, los aliados de Kiev suavizaron su postura y permitieron a Ucrania atacar objetivos en Rusia. Estados Unidos fue particularmente significativo al dar luz verde a Ucrania para usar sus armas en los alrededores de Kharkiv.
El sistema estadounidense HIMARS se ha convertido en el arma preferida para atacar posiciones rusas, según Yehor Cherniev, vicepresidente del Comité de Seguridad Nacional, Defensa e Inteligencia del Parlamento ucraniano. A pesar de las amenazas planteadas por HIMARS, los rusos han reducido el uso de los sistemas de misiles S-300 y S-400 para apuntar a la región de Kharkiv, mientras que las bombas planeadoras siguen siendo una amenaza constante, siendo lanzadas a una altitud fuera del alcance de las defensas ucranianas.
Sin embargo, los desafíos persisten, como señala Cherniev, que lamenta la falta de autorización para atacar aviones rusos y la imposibilidad de utilizar determinados misiles en territorio ruso. Estas deficiencias siguen dando lugar a ataques con bombas flotantes contra zonas civiles, que causan trágicas pérdidas de vidas.
La violencia sigue siendo generalizada y la situación humanitaria es preocupante, con un aumento significativo del número de civiles asesinados en mayo en comparación con el mes anterior. Los civiles están pagando un alto precio en este conflicto, particularmente en el norte del país y en Járkov, donde bombas y misiles han impactado zonas pobladas.
Para contrarrestar el avance ruso en Járkov, Ucrania debe redesplegar sus recursos y personal de otras partes del frente, particularmente en las regiones de Donetsk y Luhansk, donde la presión rusa sigue siendo muy fuerte. El principal objetivo de Rusia es hacerse con el control total de estas regiones orientales, lo que explica la intensificación de los combates en esta zona..
La batalla por Kharkiv y las regiones circundantes continúa, con grandes riesgos estratégicos en juego para ambas partes. El resultado de esta devastadora guerra impacta no sólo a Ucrania y Rusia, sino también a toda la región y al mundo entero. Es crucial encontrar soluciones diplomáticas para poner fin a este conflicto mortal y restablecer la paz en la región.