**Convictos en Ucrania: entre el reclutamiento militar y la rehabilitación**
Durante más de dos años, Ucrania ha estado enfrentando una invasión a gran escala por parte de Rusia, y la necesidad de fortalecer sus filas militares se ha vuelto cada vez más apremiante. Es en este tenso contexto que el gobierno ucraniano introdujo recientemente una nueva ley que permite el reclutamiento de prisioneros para servir en el ejército. Esta iniciativa tiene como objetivo cubrir el número reducido de militares y brindar una oportunidad de rehabilitación a los detenidos que cumplen ciertas condiciones.
En el centro de esta nueva política está el comandante del batallón Dmytro Kukharchuk, que viaja a una prisión en el centro de Ucrania para reclutar hombres físicamente fuertes, sanos y motivados para unirse a la 3.ª Brigada Separada de Asalto. Durante sus discursos, Kukharchuk no se anda con rodeos y advierte a los reclusos que el camino no será fácil, pero que al unirse a su brigada pasarán a formar parte de una familia en la que serán tratados como hermanos de armas.
Entre los posibles reclutas se encuentra un hombre llamado «Dato», que, a sus 58 años, ya ha pasado gran parte de su vida tras las rejas. Habiendo sido liberado después de 31 años de encarcelamiento, Dato se unió al ejército ucraniano apenas unas horas después de que comenzara la invasión rusa. Su experiencia, su autoridad natural y sus palabras significativas cautivan al público de los reclusos, inspirándolos a considerar este nuevo camino hacia la redención.
La nueva ley regula estrictamente el reclutamiento de presos, excluyendo a los condenados por delitos contra la seguridad nacional o delitos de corrupción especialmente graves. Sin embargo, abre la puerta a nuevas posibilidades para quienes deseen corregir sus errores del pasado defendiendo a su país en el campo de batalla.
La medida plantea dudas sobre la integración de los reclutas penitenciarios en las unidades militares existentes. Mientras que algunos comandantes, como Kukharchuk, defienden la integración total dentro de los batallones de infantería regulares, otros expresan reservas sobre este enfoque y abogan por la creación de unidades separadas para los prisioneros reclutados.
El objetivo de esta nueva política es doble: fortalecer las fuerzas armadas de Ucrania y al mismo tiempo brindar a los detenidos la oportunidad de redimirse y contribuir a la defensa de su país. Si su aplicación práctica aún suscita dudas, una cosa es cierta: Ucrania busca aprovechar al máximo los recursos humanos disponibles para afrontar una situación de crisis que requiere el compromiso de todos sus ciudadanos, cualquiera que sea su pasado.