La investigación realizada por la Comisión Especial de la Flota Aérea Presidencial (FAP) arrojó conclusiones esenciales, contenidas en un informe hecho público. Esta investigación siguió a una serie de incidentes que habían suscitado preocupaciones sobre la aeronavegabilidad y el estado de los aviones FAP.
De hecho, el Presidente Tinubu se vio obligado a viajar en un avión fletado en abril desde los Países Bajos a Arabia Saudita para asistir al Foro Económico Mundial (FEM). De manera similar, Shettima tuvo que tomar un desvío luego de que un problema técnico afectara su avión en pleno vuelo, mientras viajaba a Dallas, Estados Unidos, para representar al presidente en la Cumbre Económica Estados Unidos-África de 2024.
Estos hechos despertaron preocupación en la Cámara de Representantes, que dio a la comisión el mandato de investigar en profundidad el estado técnico de la flota presidencial. El diputado Ahmed Satomi (APC-Borno), presidente del comité, planteó la cuestión de la seguridad del presidente y señaló cierta negligencia en la gestión técnica de la flota presidencial.
Después de acalorados debates en la Cámara, el comité hizo una recomendación crucial: la adquisición de dos nuevos aviones para fortalecer la flota presidencial. Según la comisión, dada la fragilidad de la federación nigeriana y los riesgos que corren en caso de fallo técnico, es imperativo garantizar la seguridad del presidente garantizando el funcionamiento óptimo de la flota aérea presidencial.
Esta recomendación resalta la vital importancia de contar con una flota aérea presidencial confiable para garantizar la seguridad del Presidente y evitar incidentes perjudiciales para el país. Es fundamental actuar con rapidez y proactividad para proteger la integridad y seguridad de los viajes presidenciales, garantizando que los medios de transporte sean técnicamente impecables.
En un contexto donde la estabilidad y la seguridad nacionales son cuestiones primordiales, la inversión en una flota presidencial moderna y funcional parece ser una necesidad imperativa para preservar la integridad y la autoridad de la presidencia.