El país contiene la respiración mientras persiste el suspenso sobre la composición del nuevo gabinete del presidente Cyril Ramaphosa, cuya toma de posesión para un nuevo mandato está prevista para el miércoles. Las tensiones internas dentro de la coalición emergente dan pocos indicios de un anuncio inminente por parte de los miembros del gobierno.
La oficina del presidente dijo que Ramaphosa no quería perder el tiempo, pero tampoco quería apresurar un ejercicio tan complejo. «El presidente consultará en el seno del partido gobernante, de la alianza, así como con los socios del Gobierno de Unidad Nacional para la formación del Gobierno», declaró su portavoz, Vincent Magwenya.
Ya se está llevando a cabo una consulta con los socios de la alianza del ANC, pero es más tensa de lo habitual, en particular debido a la aversión declarada del Partido Comunista de Sudáfrica a una asociación con la Alianza Democrática.
Es un hecho que Ramaphosa integrará al Partido Comunista en su ejecutivo, y tiene algunas opciones a este respecto, en particular el Viceministro de Finanzas, David Masondo.
La central sindical Cosatu, otro miembro de la alianza tripartita, subrayó la importancia de que la composición del gabinete refleje los compromisos asumidos en la declaración de intenciones firmada por los futuros socios de la coalición a favor del respeto de la Constitución, el Estado de derecho, los derechos de los trabajadores y la agenda de transformación.
Queda por ver si todas las carteras de este sector acabarán en manos del ANC. Si bien el partido aseguró a sus nuevos socios de coalición que todos los puestos del sector de seguridad estaban reservados para el ANC, se sugirió que a la Alianza Democrática se le podría ofrecer el puesto de ministro subalterno de Finanzas, y posiblemente el de Comercio e Industria.
Aparte de la resistencia de los socios de la alianza, un grupo dentro del campo de Ramaphosa abogó por una coalición con la Alianza Democrática, pero se opuso a la idea de incorporar a ese partido al gabinete. Propusieron un acuerdo en el que el ANC controlaría el ejecutivo y la Alianza Democrática ocuparía puestos clave en el Parlamento.
La forma en que se compartirá el pastel está causando tensión dentro del campamento de Ramaphosa. La alianza entre el ANC y la Alianza Democrática avanza con cautela, entre cuestiones políticas e intereses personales. En este juego de poder, Ramaphosa está bajo presión para nombrar ministros más jóvenes, garantizando al mismo tiempo continuidad y experiencia en el gobierno.
Por tanto, la composición del gabinete de Ramaphosa aún está por determinar en un contexto político complejo y tenso. Las consultas y negociaciones en curso bien podrían determinar la dirección que tome el gobierno en los próximos años.