En el campo de la egiptología, a veces surge controversia cuando los grupos afirman vínculos entre civilizaciones antiguas y poblaciones contemporáneas. Recientemente, estalló una controversia después de que un grupo afrocéntrico visitara el Museo Egipcio en El Cairo. Estos visitantes afirmaron que sus antepasados negros alguna vez fueron faraones.
El renombrado egiptólogo Zahi Hawass respondió rápidamente a las acusaciones, calificándolas de carentes de base histórica. Según él, el reino negro de Kush gobernó bien Egipto en el año 500 a.C. BC, poniendo fin por un tiempo a la dinastía faraónica. Sin embargo, para Hawass está claro que no fue el gobierno de Kush lo que dio forma a Egipto en ese momento, sino todo lo contrario.
A lo largo de los siglos, las representaciones en los templos egipcios han mostrado a faraones acompañados de cautivos de África, Libia, Siria y Palestina, lo que demuestra que los rasgos del rey egipcio difieren completamente de los de los pueblos negros. Estos elementos arqueológicos fundamentales niegan así cualquier afirmación de conexión directa entre los antiguos egipcios y las poblaciones actuales.
Es fundamental disipar cualquier confusión y refutar las ideas infundadas que empañan la realidad histórica. Zahi Hawass denuncia enérgicamente al movimiento afrocéntrico por difundir información falsa sobre el antiguo Egipto. Señala el riesgo de transmitir interpretaciones sesgadas que se desvíen de la verdad histórica y científica establecida.
En conclusión, es fundamental respetar el rigor científico y basarse en datos arqueológicos e históricos fiables para estudiar y comprender las civilizaciones antiguas. Las afirmaciones infundadas sólo oscurecen la verdad y perjudican la búsqueda de conocimiento objetivo sobre el pasado de la humanidad.