El reciente evento relacionado con el ciclón tropical “Freddy” ha cautivado la atención mundial. La semana pasada, la Organización Meteorológica Mundial reveló un descubrimiento espectacular: el ciclón que azotó el este de África el año pasado resultó ser el ciclón más duradero jamás registrado, batiendo todos los récords con una vida útil de 36 días.
El fenómeno meteorológico superó el récord anterior del huracán John, que arrasó Hawái y duró casi 30 días en el Pacífico Norte hace tres décadas. Según la agencia, también cubrió una impresionante distancia de casi 12.785 kilómetros, lo que lo convierte en el segundo ciclón más largo en términos de distancia recorrida, justo detrás del huracán John que recorrió más de 13.000 kilómetros. Estas cifras demuestran la magnitud de la tragedia que ha azotado a los países del África oriental.
El ciclón Freddy dejó a su paso un saldo devastador: más de 1.200 muertos o desaparecidos en Malawi y más de 180 muertes en Mozambique, según la OMM. Lo que distingue a Freddy de otros fenómenos meteorológicos es que ha azotado estas regiones varias veces y ha causado daños considerables. La portavoz de la OMM, Clare Nullis, señala que Freddy ha tenido importantes impactos en países que ya eran vulnerables, como Mozambique, Madagascar y Malawi.
Este desastre natural es un claro recordatorio de la devastación que puede causar el cambio climático y subraya la importancia crucial de fortalecer la resiliencia de las poblaciones frente a fenómenos tan extremos. Es imperativo que la comunidad internacional adopte medidas para mitigar los efectos del cambio climático y proteger a las poblaciones más vulnerables. La historia del Ciclón Freddy nos recuerda que la naturaleza puede ser a la vez hermosa y temible, y que debemos aprender a respetarla y adaptarnos a sus caprichos impredecibles.