**Fatshimetría – 4 de julio de 2024**
La conmovedora imagen de estos desplazados, principalmente mujeres y niños, que huyen de las ciudades de Kanyabayonga, Kirumba y Kayina entregadas en manos de los rebeldes del M23, revela una alarmante crisis humanitaria en Kivu del Norte. Privadas de todo, estas familias afirman vivir en extrema precariedad, expuestas al hambre y a las enfermedades.
Entre ellos, María Antonieta, una mujer de sesenta años con un coraje indomable, da testimonio de su desgarrador viaje: “Huimos de Kanyabayonga a Kirumba, con los rebeldes pisándonos los talones. Caminamos kilómetros, sin descanso ni comida, hasta llegar a Lubero. Pero aquí también nos espera el hambre. Sólo pedimos una cosa: ayuda, comida, medicinas para sobrevivir. »
Pauline, una madre valiente acompañada de sus cuatro hijos, relata con emoción su terrible experiencia durante la marcha forzada hacia lo desconocido: “Sin agua ni comida, soportamos un sufrimiento inmenso. Nuestro camino estuvo plagado de obstáculos, pero aquí en Lubero esperamos encontrar un respiro. »
En esta atmósfera de angustia, estos desplazados encuentran refugio, al anochecer, en las escuelas o bajo las estrellas. Lamentablemente, la presencia de trabajadores humanitarios es cada vez más escasa en la región de Lubero, ante una creciente inseguridad y la difusión de información falsa que obstaculiza las acciones de socorro.
Ante esta crisis humanitaria que se avecina en Kivu del Norte, es imperativo que la solidaridad internacional se movilice para brindar socorro y apoyo a estas poblaciones desplazadas y vulnerables abandonadas a su suerte. Existe una necesidad apremiante de asistencia humanitaria eficaz y coordinada para aliviar el sufrimiento y prevenir nuevas tragedias.
Actuemos juntos para que estas voces silenciosas de los desplazados de Kivu del Norte encuentren un eco en nuestra conciencia colectiva, y que la esperanza de un futuro mejor emerja en el horizonte, lejos de los horrores de la guerra y el abandono.