El exuberante paisaje del Alto Katanga despertó lentamente bajo los primeros rayos del sol, preparándose sus habitantes para un nuevo día lleno de desafíos y esperanzas. En el corazón de esta provincia congoleña, símbolo de la resiliencia y de la lucha por una paz duradera, se vivió este martes 9 de julio una escena especial. Un desfile militar encabezado por el comisario de división Dieudonné Odimba Okito, figura emblemática de la Policía Nacional Congoleña (PNC), cautivó la atención de todos.
Los agentes de policía, orgullosos y disciplinados, se reunieron en el campamento de policía del Este, en la comuna de Kampemba, en Lubumbashi, dispuestos a escuchar las palabras de sabiduría y autoridad del comisario de división. Él, en un conmovedor discurso, recordó a sus tropas la nobleza de su misión: proteger a la población y sus bienes, con respeto y dignidad.
El llamado a la disciplina y la integridad resonó en los corazones de todos los agentes de policía presentes ese día. La exhortación a prohibir el acoso y la extorsión a los ciudadanos parecía un imperativo categórico, una línea roja que nunca debía cruzarse. Porque la confianza del pueblo, piedra angular de cualquier sistema de seguridad, no puede sacrificarse en aras de unas pocas prácticas reprobables.
El Comisionado Divisional Odimba Okito, con su experiencia y determinación, enfatizó con fuerza que la población no es el enemigo, sino un socio esencial en la lucha contra la inseguridad y el crimen. Se animó así a los agentes de policía a desempeñar sus funciones con profesionalismo y dedicación, para encarnar cada día los valores del honor y la justicia.
También se elogiaron a los policías ejemplares, que con su comportamiento irreprochable sirvieron de ejemplo para todos. Por otra parte, las ovejas descarriadas, aquellas que se comprometieron en actos reprobables, fueron advertidas: las sanciones serían implacables, los actos reprobables no serían tolerados.
En un espíritu de transparencia y responsabilidad, el comisionado divisional invitó a la población a colaborar activamente con la policía, a denunciar cualquier acto sospechoso o cualquier amenaza a la seguridad pública. Porque la seguridad era cosa de todos, una lucha común que requería el compromiso y la solidaridad de todos.
Así, bajo la mirada benévola del sol africano, finalizó el desfile militar de Alto Katanga, dejando a su paso un mensaje claro y contundente: la unidad y la confianza eran las armas más poderosas en la lucha por un futuro más seguro y próspero. El Comisionado de División Dieudonné Odimba Okito, verdadero guardián de la paz, encarnó ese día la esperanza de un futuro mejor para todos.