La reciente decisión de los países de la Alianza de los Estados del Sahel (AES) de abandonar la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) para formar una confederación ha provocado fuertes reacciones y ha puesto en duda los equilibrios regionales establecidos. Este anuncio, realizado hace más de seis meses por Malí, Burkina Faso y Níger, es una elección estratégica que tiene importantes repercusiones en la escena política y económica de la región.
Por un lado, la CEDEAO intentó disuadir a los tres países de abandonar la organización regional nombrando como mediador al presidente senegalés Bassirou Diomaye Faye. Este deseo de mantener la unidad regional y preservar los vínculos entre los estados miembros es loable, pero choca con la determinación de los países del SEA de seguir su propio camino.
Algunos observadores creen que la rigidez de la CEDEAO al querer que los tres países vuelvan al redil regional demuestra cierta ceguera, incluso una forma de arrogancia. Sin embargo, para Aly Tounkara, experto en seguridad y estrategia en el Sahel, es legítimo que la organización regional busque mantener la cohesión y el equilibrio subregional.
A pesar de los esfuerzos realizados por la CEDEAO, las posibilidades de que Mali, Burkina Faso y Níger reviertan su decisión parecen escasas. La confianza entre los países de la Alianza de Estados del Sahel y la CEDEAO sigue siendo frágil, y las diferencias políticas y económicas no facilitan el retorno a la unidad regional.
Los líderes de la Alianza de Estados del Sahel han expresado repetidamente su desconfianza hacia la CEDEAO, sugiriendo que prefieren seguir siendo dueños de su destino. La cuestión de la soberanía y la independencia de los Estados miembros está en el centro de los debates, destacando las cuestiones de poder y gobernanza que subyacen a esta división.
En este complejo contexto, parece esencial que los actores regionales trabajen para aliviar las tensiones y encontrar soluciones innovadoras para mantener la estabilidad y la prosperidad en la región del Sahel. El diálogo y la cooperación entre diferentes actores serán esenciales para superar las diferencias y construir un futuro común y sostenible para todos los países de la región.