Las noticias candentes en Kinshasa, en los distritos de Bumbu, Ngiri-ngiri, Selembao y Makala, son preocupantes. De hecho, en los últimos meses se ha observado un aumento de la delincuencia, lo que ha provocado preocupación y reacción por parte de las autoridades locales. Las alarmantes estadísticas revelan más de 20 casos de delitos graves como asesinato, violación, robo a mano armada y hurto entre junio y julio.
Ante este aumento vertiginoso de la delincuencia, los alcaldes de los municipios afectados han formulado propuestas concretas para frenar este flagelo. Recomiendan, en particular, reforzar el personal policial sobre el terreno, una presencia disuasoria en las zonas de riesgo y una mayor sensibilización de la población para una participación activa en la lucha contra la delincuencia.
Las reacciones de los actores locales son unánimes: la actual situación de seguridad es inaceptable y requiere medidas urgentes. La observación es clara, con la presencia de fenómenos criminales como la kuluna y delincuentes armados que ponen en peligro la tranquilidad de los ciudadanos y la paz social.
Las autoridades públicas, a través de las declaraciones del inspector territorial de Kinshasa y de los alcaldes, reconocen la gravedad de la situación y se comprometen a tomar medidas inmediatas para proteger a la población y sus bienes. Es necesaria la movilización de todos, desde la policía hasta los habitantes de los barrios afectados, para poner fin a esta ola de criminalidad que asola la vida cotidiana de los congoleños en estas localidades.
El diputado nacional de la Funa, Pepitho Kilala, también pidió una movilización colectiva en favor de la seguridad pública, subrayando la importancia de la participación ciudadana en la denuncia de irregularidades y la sensibilización sobre la cultura de paz.
En resumen, la lucha contra la delincuencia en los barrios de Bumbu, Ngiri-ngiri, Selembao y Makala en Kinshasa es una cuestión crucial para preservar el orden público, garantizar la seguridad de los residentes y restablecer la confianza en las instituciones responsables de garantizar el bienestar de la población. población. Es imperativo que las autoridades locales y la sociedad civil unan fuerzas, en un espíritu de solidaridad y responsabilidad compartida, para contrarrestar eficazmente este flagelo y preservar el futuro armonioso de estas comunidades.