Celebración y compromiso: Ordenación diaconal en la Catedral de Notre-Dame du Congo

Recientemente tuvo lugar en la catedral de Nuestra Señora del Congo, en Kinshasa, un acontecimiento de gran importancia: la misa de ordenación diaconal de 25 hermanos de diversas congregaciones religiosas de la capital. Este acto solemne estuvo presidido por Mons. Carlos Ndaka, obispo auxiliar de la archidiócesis de Kinshasa.

Durante esta ceremonia, Mons. Ndaka dirigió palabras llenas de sabiduría y compasión a los nuevos diáconos, enfatizando la responsabilidad que ahora les corresponde a ellos de guiar al pueblo en el camino del Señor. Los animó a no temer, porque Dios está con ellos y los ha elegido para ser sus siervos. Esta ordenación diaconal, subrayó, es una gracia que transforma su ser y los hace capaces de servir a su comunidad.

En su homilía, el Arzobispo Ndaka recordó a los ordenandos que su servicio como diáconos es un regalo de Dios y que deben acudir a él en busca de la fuerza y ​​la guía necesarias para cumplir su misión. Recordó el ejemplo de los primeros diáconos y su estrecha relación con Dios para inspirarlos en su nuevo rol.

Además, en otro contexto, Mons. Édouard Isango llamó a los fieles de la parroquia Saint Luc de Ngaliema a seguir el ejemplo de compasión de Dios, tal como se describe en las Escrituras. Invitó a los cristianos a ser testigos de la misericordia y de la paz de Dios en un mundo donde estos valores a veces son descuidados.

Esta celebración eucarística fue una oportunidad para que Mons. Isango compartiera su lema episcopal -gracia, misericordia y paz- y pidiera a los fieles que oraran por él para que pueda cumplir su misión pastoral según la voluntad divina.

Es innegable que estos eventos religiosos resaltan la importancia del servicio y la compasión en la práctica de la fe cristiana. Los nuevos diáconos y los fieles están llamados a ser testigos del amor divino y a emprender acciones concretas de solidaridad y ayuda mutua para construir un mundo mejor.

En conclusión, que estos momentos de reflexión y oración inspiren a todos a convertirnos en artesanos de la paz y la reconciliación, como Cristo que nos llama a amar y servir a nuestros hermanos y hermanas con generosidad y humildad.

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