En el centro de las tensiones geopolíticas que actualmente sacuden al mundo, el papel de China y de su jefe diplomático, Wang Yi, sigue siendo objeto de un estrecho examen. De hecho, esta semana estuvo marcada por una serie de reuniones diplomáticas de gran importancia para Beijing.
Wang Yi comenzó su semana reuniendo a 14 facciones palestinas en Beijing para conversaciones de reconciliación, incluidos rivales acérrimos como Hamas y Fatah. Posteriormente se reunió con su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba, por primera vez desde la invasión rusa que tuvo lugar hace casi dos años y medio. Estos dos encuentros, estrechamente vinculados a los persistentes conflictos en Gaza y Ucrania, demuestran la ambición de China de posicionarse como un actor clave en el juego geopolítico en un mundo cada vez más dividido por estas crisis.
En un contexto en el que China busca presentarse como un mediador de paz «neutral», sus declaraciones de apoyo a los esfuerzos de paz en Ucrania subrayan este deseo. A medida que se fortalecen los vínculos entre Beijing y Moscú, China está tratando de desempeñar un papel mediador en el conflicto ucraniano. Asimismo, la firma de una declaración sobre “poner fin a la división” entre facciones palestinas fue saludada como un momento histórico por Wang Yi, aunque los escépticos de la región temen un posible colapso de este acuerdo, como ya se produjo en el pasado.
Los expertos señalan que esta semana de diplomacia para China representa una oportunidad para moldear su imagen internacional como actor constructivo en conflictos aparentemente intratables, al tiempo que se posiciona como una alternativa a Estados Unidos. Al continuar su ascenso al poder en la escena internacional, China busca ser reconocida como líder mundial, contando con el apoyo del Sur global, que es mayor en población y número de países que el Occidente democrático.
Sin embargo, estos esfuerzos también resaltan los límites dentro de los cuales opera Beijing. Al tratar de encontrar una solución en Gaza sin tener una influencia profunda en la región y al pedir la paz en Ucrania manteniendo estrechos vínculos con Rusia, China está haciendo malabarismos hábiles con sus diferentes alianzas e intereses estratégicos.
La visita de Kuleba a China, la primera desde el inicio de la guerra de Ucrania, pone de relieve la creciente presión de Occidente sobre Beijing por sus vínculos con Rusia. Las acusaciones de que China está apoyando el esfuerzo bélico de Moscú suministrando bienes de doble uso son rechazadas enérgicamente por Beijing, que a su vez acusa a Occidente de alimentar el conflicto suministrando armas a Ucrania.
En este contexto de crecientes tensiones, los intercambios entre Wang y el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, durante una reunión regional en Laos a finales de esta semana serán examinados de cerca.. De hecho, hay mucho en juego, ya que los llamados a la paz chocan con los intereses estratégicos y las alianzas de las grandes potencias del mundo.
En definitiva, esta intensa semana de diplomacia para China pone de relieve los desafíos y oportunidades que afronta el gigante asiático en el panorama internacional. Si bien Beijing busca desempeñar el papel de mediador de paz en los grandes conflictos, las presiones y las delicadas decisiones que se le imponen subrayan la complejidad de las cuestiones geopolíticas actuales, marcadas por una creciente rivalidad entre las grandes potencias mundiales.