En la búsqueda incesante de mejorar y desarrollar los sistemas de salud pública en África, se han logrado muchos avances significativos. El continente africano, enfrentado a innumerables desafíos de salud, ha demostrado resiliencia e innovación para abordarlos de manera integral.
África se destaca por su importante contribución a la carga mundial de morbilidad, ya que representa el 25% de la carga mundial de morbilidad, el 40% de la carga mundial de enfermedades tropicales desatendidas y el 60% de las personas que viven con VIH/SIDA. Además, la región se ve afectada periódicamente por conflictos, hambrunas y desastres naturales, lo que obstaculiza el desarrollo de servicios de salud básicos y de infraestructuras de salud pública esenciales.
Sin embargo, a pesar de estos obstáculos, África ha logrado avances notables mediante mayores inversiones en el sector de la salud, lo que ha llevado a una disminución significativa de la mortalidad infantil y a mejores resultados de salud. Para sostener estos logros y alcanzar objetivos de salud a largo plazo, es imperativo que la comunidad internacional apoye el desarrollo autogestionado de África.
Un enfoque prometedor para mejorar los resultados de salud es promover la transferencia de tecnologías que permitan la producción local de medicamentos y vacunas en África. Las vacunas son herramientas esenciales para prevenir la muerte y los defectos congénitos causados por enfermedades infantiles como el sarampión, la polio, el tétanos, la rubéola y la varicela. Sólo alrededor del 1% de la demanda total de vacunas del continente es abastecida por fabricantes africanos. El fortalecimiento de la capacidad de producción local puede garantizar un suministro más confiable y promover la autosuficiencia.
Además, es crucial apoyar a los científicos e investigadores africanos. Aunque los científicos africanos representan sólo el 2% de la investigación mundial, existe una reserva de talento sin explotar. Las inversiones en institutos de investigación de renombre mundial y los esfuerzos de colaboración con socios globales pueden permitir a los científicos africanos convertirse en líderes en el desarrollo de vacunas e innovaciones sanitarias.
El sector de la investigación en África debe ser una máxima prioridad. La baja producción de investigación mundial de África, con menos del 0,1% de las patentes de medicamentos, sugiere que los investigadores y las instituciones académicas podrían aprovechar mejor el apoyo financiero para permitir que los científicos africanos realicen estudios y generen patentes. Al fomentar asociaciones internacionales centradas en soluciones centradas en África, la investigación africana y la salud resultante podrían florecer.
El ejemplo de la lucha contra el VIH ilustra este inmenso potencial.. Importantes inversiones en ensayos clínicos en países africanos han dado como resultado medicamentos antirretrovirales altamente eficaces, transformando el VIH de una sentencia de muerte a una enfermedad tratable. Hoy en día, el tratamiento del VIH cuesta 85 dólares al año. Sin embargo, de los 27 millones de personas que viven con el VIH en África, sólo unos 20 millones tienen acceso al tratamiento. Con apoyo continuo y una mayor colaboración, podemos garantizar que todos tengan acceso a estos tratamientos que salvan vidas.
Las empresas farmacéuticas multinacionales pueden desempeñar un papel vital al compartir diagnósticos y tratamientos terapéuticos, ayudando a reducir las interrupciones en el suministro de medicamentos para enfermedades transmisibles y no transmisibles. Los esfuerzos de colaboración también pueden abordar cuestiones como el desarrollo de cepas resistentes a los medicamentos y la alta tasa de muertes causadas por la resistencia a los antimicrobianos en el África subsahariana.
Para avanzar en el desarrollo de vacunas y medicamentos en el continente, el Centro Africano para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) creó la estrategia Africa Vaccine Manufacturing Partnerships, que proporciona un marco para el progreso. Si se sigue esta hoja de ruta para desarrollar la capacidad de investigación, desarrollo y fabricación de vacunas en el continente, África estará mejor preparada para hacer frente a futuras pandemias y epidemias. Con más oportunidades de empleo local, se alentará a más y más profesionales altamente calificados a permanecer en África.
La inversión consciente en capital humano por parte de los CDC de África y los gobiernos africanos permitirá a los científicos africanos convertirse en líderes en el desarrollo de vacunas. Las inversiones en institutos de investigación de renombre mundial traerían beneficios económicos extremadamente positivos.
Las enfermedades tropicales desatendidas siguen siendo una carga para muchos países africanos. En Malawi, la eliminación del tracoma y la elefantiasis lo convierte en el primer país del sur de África en eliminar estas dos enfermedades tropicales desatendidas. Este logro fue posible gracias a la colaboración entre el gobierno de Malawi, los trabajadores de salud comunitarios locales y organizaciones internacionales sin fines de lucro, que permitieron la administración masiva de medicamentos, el acceso a cirugía y antibióticos, así como una mejora general en la higiene y el saneamiento. Siguiendo el ejemplo de Malawi, otros países africanos podrían implementar programas eficaces para combatir estas enfermedades y mejorar la salud pública en la región.
En resumen, África está en el camino hacia avances significativos en salud pública.. Sin embargo, para traducir este progreso en resultados duraderos, es imperativo que las iniciativas de salud se centren en las necesidades y capacidades de las poblaciones locales. Al invertir en investigación, producción de vacunas y medicamentos locales y fomentar la colaboración internacional, África puede superar sus desafíos de salud y crear un futuro más saludable y sostenible para toda su población.