Fatshimetria
En la Kenia rural se está produciendo un cambio notable en la ganadería. Los pastores están empezando cada vez más a adoptar camellos como sustituto tolerante a la sequía del ganado que tradicionalmente han pastoreado. Una transición que refleja los desafíos que plantea el cambio climático y los esfuerzos realizados para adaptarse a estas nuevas realidades.
Las comunidades Borana y Samburu, ubicadas en la región norte, han estado asociadas desde hace mucho tiempo con la cría de ganado, especialmente ganado vacuno. Para estas comunidades, el ganado representa un estatus social importante, particularmente durante los rituales culturales y las bodas, y es vital para proporcionar leche y carne a las familias. Sin embargo, el cambio climático está alterando esta forma de vida tradicional.
Un ejemplo concreto es el del pueblo de Lekiji, a 252 kilómetros de la capital, donde Abudlahi Mohamud, un pastor de camellos de 65 años, cuida de su rebaño de camellos. Después de perder casi la totalidad de sus 30 cabezas de ganado durante la sequía de 2022, decidió invertir sus ahorros en 20 camellos, considerándolo una decisión acertada.
De hecho, el cambio climático ha provocado la muerte de alrededor de 2,6 millones de cabezas de ganado en 2022. Los camellos están demostrando ser más resilientes y estar mejor adaptados para hacer frente a los desafíos climáticos. Mohamud explica: «Criar ganado es difícil debido a la falta de pastos. Por otro lado, los camellos son más fáciles de criar porque se alimentan principalmente de arbustos y pueden sobrevivir en condiciones más duras. Cuando los pastos se secan, todo el ganado muere».
Según la Organización de Investigación Agrícola y Ganadera de Kenia (KALRO), más del 70% de la tierra de Kenia son pastos. Los camellos, aunque representan sólo el 6% de la población de herbívoros en Kenia, ofrecen claras ventajas sobre el ganado.
Las comunidades somalíes del norte de Kenia fueron pioneras en la cría de camellos, una práctica que se extendió a otras tribus como los samburu, turkana, pokot y masai. Al integrar a los camellos en sus métodos de cría tradicionales, estos pastores pueden mitigar los impactos negativos del cambio climático y mantener la seguridad alimentaria.
Cerca de allí, Musalia Piti, de 26 años, cuida la manada de 60 camellos de su padre. Después de perder 50 vacas durante una sequía, la familia decidió invertir en camellos, lo que les permitió vender algunos de ellos cuando necesitaban ganado para ceremonias culturales. Los camellos necesitan menos agua y pueden pastar una variedad más amplia de plantas. Su cuerpo alargado minimiza la superficie expuesta al sol, lo que les ayuda a soportar mejor el estrés por calor..
Esta transición del ganado vacuno a los camellos representa una adaptación importante a las crecientes amenazas climáticas y tiene como objetivo fortalecer la resiliencia climática a largo plazo. Sin embargo, este cambio también tiene implicaciones para las tradiciones culturales, particularmente para los samburu, para quienes el ganado simboliza estatus y sirve como dote en los matrimonios. A pesar de estos cambios, los Samburu siguen apegados a sus prácticas culturales y se niegan a creer que desaparecerán debido a la transición del ganado vacuno a los camellos.
Preservar estas tradiciones culturales y al mismo tiempo adaptarse a las realidades climáticas cambiantes representa un desafío importante para estas comunidades de pastores. La gestión racional de los pastos, en particular mediante el pastoreo rotativo, puede ser una estrategia eficaz para afrontar estos desafíos. Sin embargo, obstáculos como la propiedad de tierras comunales y las incursiones pueden complicar la implementación de tales medidas.
En un contexto de cambio climático y recursos limitados, la cría de camellos está emergiendo como una solución prometedora para las comunidades pastoriles de Kenia. Al adoptar estas prácticas alternativas e integrar a los camellos en sus rebaños, los pastores buscan asegurar su sustento preservando al mismo tiempo su identidad cultural. Este cambio hacia la cría de camellos representa un paso importante en la adaptación a los desafíos que plantea el cambio climático y demuestra la resiliencia y el ingenio de las comunidades de pastores frente a las condiciones ambientales cambiantes.