En un contexto geopolítico aún bajo tensión en Oriente Medio, las declaraciones del ministro israelí de Asuntos Exteriores, Israel Katz, provocaron recientemente diversas reacciones en la comunidad internacional. En una reunión en Jerusalén con sus homólogos británico y francés, Katz planteó la posibilidad de una respuesta conjunta en caso de un posible ataque por parte de Irán, incluidos ataques contra objetivos estratégicos en Irán. Sin embargo, la respuesta de los socios europeos ha sido mixta.
El Reino Unido y Francia han intentado calmar los ánimos, subrayando la necesidad de romper el ciclo de violencia en curso en Oriente Medio. El Ministro de Asuntos Exteriores francés, Stéphane Séjourné, calificó de inapropiada cualquier discusión sobre una posible respuesta israelí y prefirió dar prioridad a las conversaciones diplomáticas en curso. Por su parte, el Reino Unido insistió en la cooperación con sus aliados para calmar las tensiones e instó a todas las partes a evitar una escalada de violencia.
Estos intercambios tienen lugar en un contexto de crecientes temores tras el asesinato del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán. Si bien Irán ha acusado a Israel de este acto, este último no ha confirmado ni negado su responsabilidad. Las negociaciones entre bastidores se están intensificando para evitar una escalada militar en la región.
Una fuente bien informada aclaró que durante la reunión entre los ministros de Asuntos Exteriores francés, británico e israelí no se habló de formar una coalición para atacar a Irán. Por su parte, un alto funcionario estadounidense advirtió de las consecuencias «cataclísmicas», en particular para Irán, en caso de un ataque a Israel y de una escalada del conflicto en Oriente Medio. Estados Unidos anima a Irán a favorecer la vía de la negociación para lograr un alto el fuego y un acuerdo sobre la liberación de los rehenes.
La situación, sin embargo, sigue teñida de incertidumbre: Estados Unidos dice estar dispuesto a defender a Israel, preparándose para cualquier eventualidad, sin anticipar posibles acciones. El esfuerzo de desescalada y las conversaciones para un posible alto el fuego se desarrollan en paralelo, en un intento de evitar una escalada con consecuencias devastadoras para la región.
Por lo tanto, siguen teniendo lugar intensos y complejos debates entre bastidores de la diplomacia internacional, mientras la situación en Oriente Medio sigue siendo tensa e incierta. Hay mucho en juego y la necesidad de soluciones pacíficas y concertadas para evitar una escalada de tensiones sigue siendo crucial para garantizar la estabilidad de la región y la seguridad de las poblaciones afectadas.