El noroeste de Sudán se ha visto trágicamente afectado por el reciente desastre del colapso de la presa de Arba’at, que dejó al menos 30 personas muertas y cientos más desaparecidas, según la agencia de emergencia de las Naciones Unidas. Las inundaciones repentinas devastaron 20 aldeas y dañaron otras 50, dejando hasta 50.000 personas gravemente afectadas por el desastre, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
Los daños causados por la rotura de la presa fueron devastadores y obligaron a los residentes de las aldeas de Khor-Baraka y Tukar a huir en busca de seguridad. Los vídeos de la AFP muestran camiones industriales enterrados bajo el barro y los escombros, algunos cargados con cajas y efectos personales, mientras que otros vehículos están irreconocibles en la orilla arenosa del río.
Los conmovedores testimonios de los residentes resaltan la magnitud de la tragedia. Moussa Mohamad Moussa, que vivía cerca de la presa, describió cómo se rompió, lo que provocó la desaparición de unas 40 personas. Ali Issa compartió cómo rescató a familias, ancianos y niños atrapados en sus automóviles por la crecida del agua.
Se identificaron lluvias torrenciales como la causa inicial del fallo de la presa, lo que provocó el drenaje completo del embalse detrás de la presa. Esta última abastecía de agua potable a Port Sudan, la quinta ciudad más grande del país, situada a unos 38 kilómetros al sureste.
Las desastrosas consecuencias humanitarias de este acontecimiento se ven exacerbadas por la ya precaria situación en el Estado del Mar Rojo. Las agencias de ayuda ya habían advertido sobre el riesgo de hambruna y colapso en Sudán tras más de un año de guerra civil.
El ministro de Salud sudanés, Dr. Haitham Muhammad Ibrahim, ha prometido asistencia humanitaria de emergencia, incluido el suministro de medicamentos básicos y personal médico. Las Fuerzas Armadas Sudanesas y el Consejo de Soberanía Transicional del Sudán también prometieron apoyo e iniciaron esfuerzos de evacuación.
La región que rodea la presa de Arba’at ya enfrentaba muchos desafíos humanitarios y albergaba a casi 240.000 personas desplazadas. Organizaciones internacionales y locales se están movilizando para ayudar a las comunidades afectadas por este desastre sin precedentes.