Una tragedia natural azotó recientemente la región norte de Gondar en Etiopía, dejando tras de sí un elevado número de muertos: 23 personas tras una serie de deslizamientos de tierra. Este trágico suceso tuvo lugar a más de 770 kilómetros de la capital etíope, Addis Abeba, y afectó profundamente a los habitantes de la región.
Según la información transmitida por el sitio web etíope Addis Standard, los deslizamientos de tierra afectaron a 11 aldeas rurales repartidas en cuatro distritos de la región. Las consecuencias fueron devastadoras: más de 2.700 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares, mientras se observaron daños importantes en cultivos y viviendas.
Las cifras son alarmantes: cerca de 1.800 hectáreas de cultivos resultaron dañadas y 48 casas quedaron destruidas en los tres distritos afectados. Lamentablemente, estas cifras sólo reflejan una parte de los daños causados por este desastre natural.
Es importante destacar que esta no es la primera vez que Etiopía se ve afectada por hechos de este tipo. El pasado mes de julio, un deslizamiento de tierra se cobró la vida de más de 250 personas en la aldea de Kensho Shasha Gozde, situada en la región de Gofa. También se registraron otros deslizamientos de tierra en las regiones de Dicha, Kafa y Sidama, que provocaron más pérdidas de vidas y numerosos heridos.
Ante esta serie de desastres, el Instituto Meteorológico de Etiopía emitió una alerta meteorológica el 13 de agosto, advirtiendo de nuevos riesgos de deslizamientos de tierra, inundaciones de ríos e inundaciones repentinas debido a las fuertes lluvias previstas. Esta advertencia destaca la necesidad de tomar medidas preventivas, especialmente en zonas montañosas, y recomienda monitorear las infraestructuras críticas para limitar los riesgos involucrados.
Esta serie de deslizamientos de tierra en Etiopía pone de relieve la vulnerabilidad de las poblaciones a los desastres naturales y subraya la importancia de fortalecer las medidas de prevención y gestión de riesgos. Es crucial que las autoridades y comunidades locales trabajen juntas para anticipar estos eventos y proteger las vidas de los ciudadanos.