Deserción escolar en Mweso: el impacto devastador de la inseguridad

Fatshimetria

El inicio del año escolar en Mweso, en el grupo Bashali Mokoto, en Kivu del Norte, está resultando un verdadero desafío para muchas escuelas de la región. Si bien el tercer día después del inicio del año escolar debería haber marcado un regreso a la normalidad, la realidad es muy diferente. Parece que falta el número habitual de estudiantes, lo que hunde a las escuelas en una situación preocupante.

La persistente inseguridad que reina en la región se señala como el principal motivo de esta deserción de las aulas. Los enfrentamientos entre los rebeldes del M23 y otros grupos armados están creando un clima de miedo e inestabilidad, lo que empuja a muchos padres a mantener a sus hijos protegidos, lejos de las zonas de conflicto.

Escuelas como el Instituto Kizito, a las que normalmente asisten 700 estudiantes, ahora tienen sólo 22. Asimismo, el instituto ITAV-Mweso, que acogió a 300 estudiantes, sólo ve pasar por sus puertas a 10. Esta drástica caída de las cifras refleja la devastación causada por la violencia incesante que sacude la región.

Los desplazamientos masivos de población, provocados por ataques de grupos armados, están obligando a las familias a huir y refugiarse en zonas más seguras, dejando atrás escuelas vacías y aulas desiertas. Los profesores que permanecen allí intentan mantener una cierta normalidad en este caos ambiental, pero a menudo se ven abrumados por los acontecimientos.

En cambio, en la capital del territorio de Masisi, donde la situación es relativamente más tranquila, ocurre lo contrario. Las escuelas están abrumadas por la afluencia de personas desplazadas que buscan seguridad. Las aulas superpobladas son testigos de la actual crisis humanitaria, mientras que los rostros cansados ​​de los estudiantes revelan los traumas vividos en condiciones precarias.

Lamentablemente, el inicio del año escolar en Mweso, como en muchas regiones de Kivu del Norte, se ve perturbado por la inseguridad y los desplazamientos de población. Los niños, atrapados en esta espiral de violencia, ven su derecho a la educación pisoteado por interminables conflictos armados. Es urgente que la comunidad internacional y las autoridades locales unan fuerzas para poner fin a esta tragedia y permitir que las generaciones futuras regresen a la escuela de manera segura.

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