La Universidad de Lagos fue recientemente escenario de un acontecimiento trágico e impactante que sacudió a la comunidad estudiantil y más allá. Christiana, una estudiante que realizaba prácticas profesionales en el establecimiento, fue secuestrada entre Ikorodu y Yaba en circunstancias aún turbias.
El anuncio de esta desaparición fue confirmado por Ibrahim Adeyemi, presidente de la Asociación de Estudiantes de la Universidad Federal de Agricultura de Abeokuta (FUNAAB), quien declaró que Christiana lamentablemente fue asesinada por sus captores. Triste noticia que conmocionó profundamente a la comunidad estudiantil y provocó indignación.
Según los medios locales, los secuestradores de Christiana exigieron inicialmente un rescate de tres millones de naira. A pesar de las negociaciones que condujeron al pago de 350.000 nairas por parte de la familia, lamentablemente la joven no fue liberada. Una fuente cercana a la familia afirmó: «Pagamos el rescate, pero se negaron a liberarla», revelando el lado oscuro del asunto.
La policía, sin embargo, logró avances significativos en el caso al rastrear al sospechoso utilizando datos bancarios vinculados al pago del rescate. Una publicación viral en las redes sociales reveló que los investigadores identificaron al secuestrador por su número BVN e incluso congelaron su cuenta después de descubrir un retiro de 100.000 naira realizado desde una cuenta de apuestas en línea.
Las investigaciones también resaltaron un vínculo entre la víctima y su secuestrador, ya que habían interactuado en redes sociales. Las autoridades rastrearon las actividades móviles del sospechoso y lo llevaron a la residencia de su familia en Ikorodu, Lagos. A pesar de estas revelaciones cruciales, tanto la Policía Estatal de Lagos como la familia de Christiana han permanecido en silencio, dejando un manto de misterio sobre este desgarrador caso.
Esta tragedia pone de relieve una vez más los problemas de seguridad y delincuencia que persisten en nuestra sociedad, y exige medidas enérgicas por parte de las autoridades para proteger a los ciudadanos inocentes. La historia de Christiana nos recuerda la necesidad de permanecer vigilantes y unidos frente a actos tan atroces, mientras esperamos que la justicia finalmente triunfe y que su memoria sea honrada para siempre.