Crisis humanitaria en Kasenyi: el llamamiento desesperado de los desplazados de Umoja

Fatshimetrie, 6 de septiembre de 2024 – Los gritos de angustia de los desplazados del sitio de Umoja en Kasenyi, en Ituri, resuenan como una llamada urgente de ayuda médica. Con 34 pérdidas de vidas humanas registradas en los últimos tres trimestres, la situación crítica de estas poblaciones desplazadas plantea interrogantes sobre la capacidad de la comunidad internacional para responder a las necesidades más básicas de estas personas vulnerables.

Entre las muertes deploradas se encuentran lamentablemente 14 niños de edades comprendidas entre 0 y 14 años, 12 mujeres -entre ellas 3 personas de edad avanzada- y 8 hombres, entre ellos 5 personas de edad avanzada. Estas escalofriantes cifras no son sólo estadísticas: son vidas perdidas, familias destrozadas y destinos destrozados por la falta de atención médica adecuada.

Se citan varios factores como causas de estas muertes evitables, como la desnutrición, la fiebre tifoidea y las complicaciones durante el parto. Estas tragedias ponen de relieve los desafíos que enfrentan los desplazados por la guerra que huyen de la violencia de los grupos armados en el territorio de Djugu.

Jacques Jari Muno, presidente del sitio Umoja, lanza un llamamiento urgente al gobierno congoleño y a sus socios internacionales para que reciban asistencia médica y alimentaria de emergencia. Es imperativo actuar rápidamente para poner fin a esta espiral de sufrimiento y ofrecer un respiro a estos miles de desplazados que viven en condiciones precarias.

El emplazamiento de Umoja en Kasenyi alberga actualmente a 1.323 hogares, con un total de 5.414 personas, entre ellas 1.215 mujeres, 2.423 hombres y 1.776 niños. Estas cifras reflejan la brutal realidad de la crisis humanitaria que azota la región, y requiere una respuesta urgente y coordinada de las autoridades nacionales y los actores humanitarios.

Ante esta tragedia humana, es imperativo no permanecer indiferentes. Cada vida perdida es una pérdida inestimable para la comunidad mundial, y es nuestro deber hacer todo lo posible para evitar más pérdidas y proteger a los más vulnerables entre nosotros. Ahora es el momento de la acción y la solidaridad, de llevar un soplo de esperanza donde reina la desolación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *