**Nigeria lucha contra el aumento de los precios del combustible**
En el centro de las noticias nigerianas se encuentra un tema candente: el aumento del precio de la gasolina, decisión adoptada por la Corporación Nacional del Petróleo de Nigeria (NNPC). Este aumento, de 640 a 897 libras esterlinas por litro, provocó fuertes reacciones entre los residentes, que se enfrentaban a condiciones económicas difíciles y a una escasez persistente de combustible.
Las estaciones de combustible de NNPC ajustaron rápidamente sus tarifas de ₦617 a ₦897 por litro, decisión que entró en vigor el 3 de septiembre. Sin embargo, muchos automovilistas se sorprendieron al descubrir que muchas estaciones en Enugu ya no ofrecían este combustible esencial para el tráfico.
Las consecuencias de este nuevo aumento son desastrosas para muchos nigerianos. Los residentes expresan su preocupación por las repercusiones en su ya precaria vida cotidiana. No faltan testimonios, ya sea el de Philip Ukoh, conductor de autobús, que teme un aumento de las dificultades para los ciudadanos, o Ngozi Eze, vendedora de alimentos, que anticipa un aumento generalizado de los precios en los mercados.
La ira también crece entre los funcionarios del país, como Chike Onyekwerea, que denuncia un nuevo aumento injustificado, aunque el gobierno aún no ha aplicado el nuevo salario mínimo. Las frustraciones son palpables, y el comerciante Isaac Igwe pide al gobierno que tome medidas ante una situación que dificulta la supervivencia de las familias nigerianas.
Sin embargo, entre estas voces indignadas emerge la esperanza de que la producción local de combustible a través de la futura refinería de Dangote algún día pueda hacer bajar los precios en el surtidor. Un optimismo compartido por Chioma Onuorah, diseñadora de moda, que ve en esta alternativa un rayo de esperanza para un futuro económicamente más estable.
En resumen, el aumento del precio de la gasolina en Nigeria ha reavivado las preocupaciones y la ira de una población que ya estaba afligida. Frente a este dilema, es crucial que el gobierno tome medidas adecuadas para aliviar el sufrimiento de los ciudadanos y facilitar su vida cotidiana, ya marcada por una precariedad persistente.