En una serie de acontecimientos particularmente inquietante, un ataque con misiles por parte de los rebeldes hutíes de Yemen alcanzó el centro de Israel. Aunque este ataque no causó víctimas humanas, sí provocó un incendio y daños materiales cerca de Tel Aviv, el centro económico de Israel. Este ataque, que se produce casi un año después del inicio de la guerra de Gaza, provocó fuertes reacciones entre los actores regionales.
El primer ministro Benjamín Netanyahu ha dejado claro que los hutíes, respaldados por Irán, pagarán un «alto precio» por su ataque a Israel. Por otra parte, el grupo palestino Hamas, detrás del ataque del 7 de octubre que desató la guerra, acogió con satisfacción el lanzamiento del misil y dijo que Israel «no conocerá la seguridad hasta que ponga fin a su brutal agresión contra nuestro pueblo en la Franja de Gaza».
Los servicios médicos israelíes informaron de heridos leves mientras sonaban las sirenas y la gente se dirigía a los refugios. Se observaron daños materiales, en particular, en una estación de tren de Modiin, a unos veinte kilómetros de Tel Aviv.
Los hutíes afirmaron haber atacado con su misil balístico una «posición militar israelí». Este ataque se produce en un contexto en el que varios grupos apoyados por Irán se han visto arrastrados al conflicto de Gaza. En julio, un ataque con drones hutíes logró penetrar las defensas aéreas israelíes y provocó la muerte de un civil en Tel Aviv, a más de 1.800 kilómetros de Yemen.
El líder rebelde Abdul Malik al-Houthi dijo que el ataque del domingo se llevó a cabo con un «misil balístico» que logró «penetrar» las defensas israelíes. Esto plantea dudas sobre la eficacia de los sistemas de defensa de Israel contra tales ataques.
Desde noviembre, los hutíes han aumentado los ataques contra Israel y sus presuntos intereses de solidaridad con los palestinos en Gaza. Estos ataques han perturbado el tráfico marítimo internacional a través de vías navegables vitales frente a Yemen.
Mientras las tensiones siguen siendo altas en la región, el ataque de los hutíes genera preocupación sobre una posible escalada del conflicto. Las repercusiones de este evento podrían impactar no sólo la situación en Israel y la Franja de Gaza, sino también el equilibrio de poder en el resto de Medio Oriente.
En un contexto ya de por sí tenso, con frecuentes intercambios de disparos entre Israel y Hezbolá en el Líbano, la situación sigue complejándose. Los llamamientos a la moderación y la reducción de las tensiones son cada vez mayores, pero el espectro de una guerra regional sigue presente, con consecuencias potencialmente devastadoras para toda la región.