Durante un brutal ataque perpetrado por milicianos de CODECO en la región de Fataki y Jina, territorio de Djugu en Ituri, la población local se vio nuevamente sumida en el horror. Al menos 20 personas perdieron la vida, se saquearon propiedades y se quemaron viviendas, dejando tras de sí una estela de desolación y luto.
Las circunstancias de esta tragedia son increíblemente crueles. En mitad de la noche, un grupo de hombres armados invadió terrenos en Fataki y masacró sin piedad a nueve personas con machetes. En la parcela vecina, otras dos víctimas corrieron la misma suerte atroz. No se escatimó ninguna compasión, una persona que intentaba escapar fue atrapada y decapitada frente a estos despiadados verdugos.
Las autoridades de seguridad anunciaron un elevado saldo de 10 muertos, entre ellos nueve mujeres y un niño de siete años, pero el terror no libró a la ciudad de Jina, situada a más de 40 kilómetros de Fataki. Allí, otras diez personas murieron durante un violento enfrentamiento entre milicianos de CODECO y miembros del grupo armado Zaire. Entre las víctimas se encuentran siete milicianos muertos y un soldado de las FARDC herido de bala.
Además de la pérdida de vidas humanas, los atacantes también saquearon bienes, incluidos medicamentos, colchones de un centro médico local e incluso cabras. Esta violencia indiscriminada ha sembrado el terror en la región, socavando la paz y la seguridad de los residentes ya debilitados por años de conflicto.
A pesar de la precaria calma que ha regresado, las secuelas de esta tragedia siguen siendo profundas. Es urgente que se tomen medidas concretas para fortalecer la seguridad de las poblaciones vulnerables, garantizar la protección de la propiedad y garantizar una justicia real para las víctimas de estas atrocidades. La comunidad internacional debe apoyar los esfuerzos locales para establecer la paz y la estabilidad en esta región devastada por la violencia y la guerra.