Durante décadas, Filipinas se ha destacado como el único país fuera del Vaticano donde el divorcio es ilegal. Esta situación compleja y única tiene sus raíces en la combinación de factores culturales, religiosos y legales que dan forma al panorama matrimonial de esta nación del sudeste asiático.
La fuerte influencia de la Iglesia Católica Romana, a la que está afiliada gran parte de la población filipina, es un pilar central de la prohibición del divorcio en el país. La Iglesia católica considera el matrimonio una unión sagrada e indisoluble, creencia que ha sido consagrada en el sistema legal filipino, haciendo que el divorcio sea inaccesible para la gran mayoría de los ciudadanos.
Sin embargo, se hace una excepción con la población musulmana, que representa aproximadamente el 6% de la población. Según el Código de leyes personales musulmanas de Filipinas, los musulmanes filipinos pueden divorciarse legalmente de conformidad con las prácticas islámicas. Para el resto de la población, las opciones para poner fin a un matrimonio son mucho más limitadas.
A pesar de la prohibición del divorcio, los filipinos tienen algunas alternativas legales cuando quieren poner fin a su matrimonio:
**Anulación**: Este es el método más común utilizado por los filipinos para disolver un matrimonio. La anulación declara nulo el matrimonio, como si nunca hubiera tenido lugar. Sin embargo, obtener una anulación es un proceso largo y costoso. Deben acreditarse causas específicas, como incapacidad psicológica, fraude o falta de consentimiento en el momento del matrimonio. La carga de la prueba es alta y un tribunal puede tardar años en conceder una anulación, lo que la hace inaccesible para muchos filipinos de bajos ingresos.
**Separación Legal**: Otra opción es la separación legal, que permite a las parejas vivir separadas y dividir sus bienes sin poner fin al matrimonio. Con la separación legal, ninguno de los cónyuges puede volver a casarse porque el matrimonio todavía está legalmente reconocido.
**Nulidad de matrimonio**: Las parejas también pueden solicitar la anulación de su matrimonio demostrando que fue inválido desde el principio. Esta opción suele utilizarse en casos de bigamia o matrimonio de menores, donde existían obstáculos legales en el momento de la unión.
A pesar de la prohibición del divorcio, la presión para su legalización en Filipinas se ha intensificado en los últimos años, impulsada por grupos de derechos humanos y legisladores. Muchos partidarios de la legislación sobre el divorcio creen que es un derecho fundamental de las personas poder disolver un matrimonio si ya no beneficia a su bienestar.
En 2018, la Cámara de Representantes de Filipinas aprobó por primera vez un proyecto de ley de divorcio.. Este proyecto de ley proponía legalizar el divorcio bajo ciertas condiciones, como diferencias irreconciliables o abuso doméstico. Lamentablemente, hasta el momento no se han tomado medidas concretas al respecto.
Esta cuestión suscita apasionados debates entre quienes defienden la santidad del matrimonio indisoluble y quienes abogan por el derecho de los individuos a una vida matrimonial plena. La legalización del divorcio en Filipinas sigue siendo un tema candente que sigue dividiendo a la opinión pública y a la clase política. El país se encuentra en una encrucijada, ante la necesidad de reconciliar las tradiciones ancestrales con la evolución de la sociedad y las aspiraciones individuales de su población.