**La calma después de la tormenta: los excavadores artesanales encuentran puntos en común**
En el territorio de Nyunzu, precisamente en el grupo Lengwe, una manifestación de ira sacudió la región tras el desalojo de excavadores artesanales de la cantera de Kahundu, lugar donde explotaban oro. Esta decisión se debe a que las autoridades locales otorgaron este sitio a la empresa china CMDD, que posee un permiso de operación. Situación que desencadenó enojo y frustración entre estos mineros artesanales, empujándolos a expresar su descontento.
Ante esta agitación, el administrador adjunto del territorio de Nyunzu, Sabin Sabiti Ngongo, intervino para encontrar puntos en común entre las dos partes. Después de discusiones y negociaciones, finalmente se llegó a un acuerdo que trajo calma a la región. Los artesanos, que dijeron estar sorprendidos por esta intervención, finalmente obtuvieron satisfacción.
Sin embargo, unos días antes, ya se habían encontrado puntos de acuerdo entre los mineros artesanales y las autoridades locales, definiendo claramente los límites del sitio minero para permitir a los trabajadores realizar sus actividades sin obstáculos. A pesar de esto, la intervención policial para desalojar a los excavadores había causado malestar y confusión entre la comunidad minera artesanal.
Uno de los trabajadores expresó su decepción diciendo: «Vinieron a echarnos de la cantera a pesar de que se habían llegado a acuerdos en presencia de las autoridades locales. Hoy nos informan que la cantera está cerrada». Este cambio de rumbo ha creado malestar entre los excavadores, poniendo en duda la fiabilidad de las promesas hechas por las autoridades.
Sin embargo, el administrador adjunto del territorio, Sabin Sabiti Ngongo, tomó la iniciativa para resolver la disputa. Según él, los excavadores condicionan su salida de la cantera al pago de una indemnización. La empresa china CMDD acordó responder favorablemente a esta solicitud y comenzó a pagar a los trabajadores para compensarles por sus viajes.
La resolución de este conflicto demuestra la importancia del diálogo y la comunicación en la resolución de conflictos. Al encontrar un compromiso que satisfaga a ambas partes, es posible prevenir tensiones y mantener la paz social. Esta experiencia también muestra la importancia de respetar los acuerdos alcanzados y garantizar la transparencia en la gestión de los recursos naturales para evitar posibles conflictos en el futuro.
En última instancia, el retorno a la calma en el grupo Lengwe es el resultado de una mediación eficaz y de un deseo común de encontrar una solución aceptable para todos. Esperemos que este episodio sirva de lección para fortalecer la colaboración entre los actores locales y promover una minería más responsable y respetuosa con los derechos de los trabajadores artesanales.