Cuando miramos a nuestro alrededor, es innegable que el mundo atraviesa una época tumultuosa, marcada por la impunidad, la creciente desigualdad y una profunda incertidumbre. Es en este contexto que el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, habló recientemente en la apertura del debate general del 79º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU.
Las palabras pronunciadas por António Guterres resuenan como un grito de alarma ante los desafíos sin precedentes que enfrenta la humanidad. Vivimos en una era de rápida transformación, donde se necesitan soluciones globales y una cooperación sin precedentes para garantizar un futuro viable para todos.
Las divisiones geopolíticas se están profundizando, los conflictos se están intensificando y nuevas amenazas, como los riesgos nucleares, se ciernen sobre nuestras cabezas. António Guterres advierte sobre una trayectoria peligrosa que corre el riesgo de hundir al mundo en lo desconocido, un callejón sin salida con consecuencias potencialmente devastadoras.
Sin embargo, a pesar de estas sombrías perspectivas, el Secretario General de las Naciones Unidas llama a la acción y la solidaridad. Subraya la necesidad de que cada país se comprometa en la resolución de los problemas internacionales y participe activamente en la gestión de las transformaciones en curso.
Reconoce que los desafíos actuales pueden parecer insuperables y las diferencias difíciles de superar. Sin embargo, recuerda que la historia ha demostrado nuestra capacidad de unirnos por el bien común. Alienta a continuar por el camino de la cooperación y el compromiso, basado en valores comunes y una visión compartida del futuro.
António Guterres no oculta su preocupación por el continuo sufrimiento que sufren las poblaciones civiles en todo el mundo, particularmente en países como la República Democrática del Congo. Subraya la urgencia de actuar para poner fin a esta violencia y sufrimiento, y pide a los líderes mundiales que asuman su responsabilidad hacia las generaciones futuras.
El llamamiento lanzado por el Secretario General de las Naciones Unidas resuena como un recordatorio de nuestro deber de demostrar solidaridad, humanidad y liderazgo. No podemos darnos el lujo de decepcionar a las generaciones futuras ni eludir nuestra responsabilidad colectiva de construir un futuro más justo y seguro para todos.
En última instancia, Guterres nos recuerda que es juntos, dejando de lado nuestras diferencias y uniendo fuerzas, como podemos superar los desafíos del presente y trazar un camino hacia un futuro más prometedor. Es en esta visión de cooperación y respeto mutuo donde encontramos la esperanza de un mundo mejor, más justo y más sostenible para todos.