En el mundo de los viajes, cada destino tiene sus encantos y particularidades únicas que atraen a trotamundos en busca de evasión y descubrimiento. Entre estos lugares encantadores, la isla de Zanzíbar, en Tanzania, es uno de los principales destinos de África por su entorno idílico, sus playas de arena blanca y sus impresionantes aguas turquesas. Sin embargo, a partir del 1 de octubre, una nube oscura vino a oscurecer esta postal: la introducción de un seguro de viajero obligatorio de 44 dólares para las personas que viajen a la isla.
Esta nueva medida ha provocado reacciones encontradas dentro de la industria del turismo. Si algunos actores del sector, como el presidente de la Unión de Touroperadores, subrayan que este seguro es superfluo para los viajeros que ya están cubiertos por un seguro preexistente, otros, como Bert Schoonvelde, propietario de un complejo hotelero en Zanzíbar Creen que este impuesto podría aliviar el problema de los turistas que viajan sin cobertura médica.
La cuestión de la utilidad de este seguro también divide a los profesionales del turismo. Gehane Salah, vicepresidente del turoperador Flash Tour, destaca el riesgo de confusión entre los viajeros, que podrían encontrarse con un doble seguro sin comprender realmente la necesidad. Para algunos, este impuesto es sólo una forma de que el Estado genere ingresos adicionales, mientras que otros creen que podría concienciar a los viajeros sobre la importancia de contar con un seguro de viaje adecuado.
Más allá de la polémica en torno a esta nueva medida, el año 2023 estuvo marcado por una afluencia récord de turistas a Zanzíbar, atraídos por la cautivadora belleza de la isla. Con casi 650.000 visitantes, la industria del turismo ha contribuido significativamente a la economía de Tanzania, empleando a 850.000 personas y representando aproximadamente el 17% de su PIB.
En conclusión, a pesar de los debates suscitados por la introducción de este seguro de viaje obligatorio, Zanzíbar sigue siendo un destino de ensueño para los viajeros que buscan un cambio de aires y relajación. El desafío ahora radica en cómo percibirán los viajeros esta nueva medida y su impacto en la industria turística a largo plazo.