Hablando ante las Naciones Unidas este miércoles 25 de septiembre de 2024, el presidente de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, planteó una cuestión global crucial: la seguridad climática. Si bien los debates en el Consejo de Seguridad se centran principalmente en cuestiones tradicionales de seguridad, el jefe de Estado congoleño pidió que las cuestiones climáticas se integren plenamente en los debates internacionales.
De hecho, ya no es necesario demostrar la correlación entre el cambio climático, la degradación ambiental y la seguridad. Las consecuencias de la crisis climática, como la inestabilidad de los recursos naturales y los conflictos armados, cristalizan la urgencia de una acción concertada y proactiva. En una región como el este de la República Democrática del Congo, ya afectada por conflictos persistentes, los efectos del cambio climático no hacen más que empeorar la situación.
Las alarmantes cifras no dejan dudas sobre la necesidad de actuar con rapidez. Según el último informe del IPCC, miles de millones de personas ya viven en zonas altamente vulnerables al cambio climático. Los países más frágiles son también los más expuestos a las consecuencias de este fenómeno. En última instancia, millones de personas podrían caer en la pobreza, reforzando así las tensiones sociales y políticas.
Al mismo tiempo, el cambio climático exacerba la inseguridad alimentaria, hídrica y de los medios de vida, creando un terreno fértil para el conflicto y la inestabilidad. Se necesitan medidas de adaptación y mitigación para evitar una escalada de tensiones en regiones frágiles.
Sin embargo, es importante enfatizar que la acción climática también puede ser un vector de paz y cooperación. Al invertir en prácticas sostenibles y desarrollar la resiliencia de las poblaciones, es posible restablecer la confianza y promover la estabilidad en las zonas afectadas por conflictos.
La propuesta de Félix Tshisekedi de integrar las cuestiones de seguridad climática en las discusiones del Consejo de Seguridad es más que relevante. Al alinear las respuestas al cambio climático con la prevención de conflictos y las acciones de consolidación de la paz, la comunidad internacional podría allanar el camino hacia un futuro más seguro y sostenible para todos.
En conclusión, la seguridad climática ya no puede quedar relegada a un segundo plano. Es hora de dar importancia primordial a estas cuestiones cruciales, ya que están estrechamente vinculadas con la paz y la seguridad mundiales. Las decisiones que se tomen hoy tendrán un gran impacto en las generaciones futuras y es nuestro deber actuar de manera concertada y decidida ante esta emergencia climática.