El misterio y la magia de la rumba congoleña han cautivado durante mucho tiempo a los amantes de la música de todo el mundo. Esta música emblemática, símbolo de la identidad cultural de los dos Congos, se encuentra hoy en un punto de inflexión decisivo en su historia. De hecho, tras su inclusión en la lista del patrimonio inmaterial de la UNESCO, se lanzó un llamamiento urgente a las autoridades de los dos países para que pusieran en marcha un plan ambicioso para promover y perpetuar la rumba congoleña.
Jean Marie Ngaki, eminente profesor de música en el Instituto Nacional de las Artes, subraya la importancia crucial de promover este tesoro musical a escala nacional e internacional. Para él, no basta sólo celebrar la rumba, también es necesario nutrirla, mantenerla, ofrecerle un escenario digno de su grandeza. Por eso llama a implementar una serie de acciones concretas para asegurar la sostenibilidad de este género musical.
En esta perspectiva, se invita a la República Democrática del Congo y a la República del Congo a organizar periódicamente eventos y actividades dedicados a la rumba congoleña. Estas iniciativas tienen como objetivo mantener el interés y el entusiasmo del público en torno a este patrimonio cultural excepcional. Porque es celebrando y compartiendo la rumba que ésta puede renovarse, reinventarse y seguir vibrando en el corazón de las generaciones presentes y futuras.
Además, la UNESCO establece condiciones estrictas para mantener la inclusión de la rumba congoleña en su prestigiosa lista. Entre ellos se encuentran la organización periódica de encuentros dedicados a la rumba, la creación de un museo dedicado a esta música cautivadora, el desarrollo de un departamento especializado y la formación de expertos para garantizar la sostenibilidad y la influencia de la rumba congoleña.
Así, la rumba congoleña, tras haber trascendido fronteras y épocas, se enfrenta hoy a un gran desafío: asegurar su presencia y su influencia en un mundo en perpetuo cambio. Respondiendo a este llamamiento a la acción, las autoridades de los dos Congos podrán dar nueva vida a este precioso tesoro cultural, permitiendo así que la rumba siga resonando como una melodía atemporal, portadora de emociones y recuerdos.