Un ataque aéreo israelí alcanzó la ciudad portuaria yemení de Hodeida el domingo, según medios hutíes, un día después de que el grupo rebelde respaldado por Irán afirmara haber atacado el aeropuerto Ben Gurion de Israel con un misil.
El canal hutí Al-Masirah, controlado por los rebeldes, informó que los ataques tuvieron como objetivo «los puertos de Hodeida y Ras Issa», así como dos centrales eléctricas, tras haber anunciado previamente «una agresión israelí contra Hodeida».
Este es el segundo ataque israelí registrado en Yemen, después de que en julio la Fuerza Aérea de Israel atacara el puerto de Hodeida en Yemen tras un ataque con aviones no tripulados a Tel Aviv, matando a un hombre en su apartamento.
Cuatro personas murieron y otras 29 resultaron heridas en el ataque, dijo el Ministerio de Salud dirigido por los hutíes.
El ataque del domingo en Yemen fue más significativo que el de julio. También se produjo cuando la Fuerza Aérea de Israel atacó objetivos en el Líbano, la Franja de Gaza y aparentemente Siria durante el día, como parte de una guerra multilateral.
En un comunicado, el ejército anunció que decenas de aviones de la fuerza aérea, incluidos aviones de combate, aviones cisterna y aviones espía, participaron en los ataques a unos 1.800 kilómetros de Israel.
Según el ejército israelí, los ataques tuvieron como objetivo sitios utilizados por el régimen hutí con fines militares en la ciudad portuaria de Hodeida y el puerto vecino de Ras Isa en el oeste de Yemen.
Las crecientes tensiones entre Israel y los militantes hutíes en Yemen están causando una creciente preocupación en la región, poniendo de relieve los desafíos a la seguridad y la estabilidad en Medio Oriente. La situación también plantea interrogantes sobre las posibles implicaciones de esta confrontación para el equilibrio de poder en la región y las relaciones internacionales.
Es esencial seguir de cerca la evolución de esta situación y buscar soluciones diplomáticas para evitar una escalada de hostilidades más peligrosa. Por tanto, la comunidad internacional debe seguir comprometida con la promoción de la paz y la seguridad en la región y evitar una nueva espiral de violencia.