La escena fue solemne este miércoles 25 de septiembre de 2024, cuando Félix Tshisekedi habló desde el podio de las Naciones Unidas. Las expectativas eran altas, sobre todo en lo que respecta a la retirada de la Misión de la ONU, anteriormente exigida enérgicamente por el país. Sin embargo, durante su discurso, el presidente dedicó sólo un breve pasaje al tema, mencionando la repatriación de combatientes extranjeros sin mencionar la misión de la ONU en la República Democrática del Congo.
Este discurso contrastó con el tono firme y decidido del discurso de septiembre de 2023, donde el régimen de la UDPS/USN afirmó la necesidad de una retirada gradual de la MONUSCO para consolidar los avances logrados. En ese momento, acelerar la retirada se presentó como una necesidad urgente para aliviar las tensiones y permitir que la República Democrática del Congo explorara nuevos mecanismos de colaboración con las Naciones Unidas.
Sin embargo, un año después, la realidad sobre el terreno sigue siendo compleja, en particular en las provincias de Kivu del Norte e Ituri, todavía azotadas por una inseguridad persistente a pesar del estado de sitio vigente desde hace cinco años. Continuaron los enfrentamientos, que involucraron a una multitud de actores armados y provocaron desplazamientos masivos de población, lo que acentuó la crisis humanitaria.
La 82ª prórroga del estado de sitio, adoptada sin la participación de numerosos diputados de las provincias afectadas, puso de relieve las dificultades para aplicar eficazmente esta medida. Al mismo tiempo, la situación política, económica y social iba empeorando, agravando el deterioro de las condiciones de vida de las poblaciones afectadas.
En este preocupante contexto, la decisión de la ONU de mantener su presencia en Ituri y Kivu del Norte, a pesar de las negociaciones en curso para una retirada segura, demostró la complejidad de los problemas humanitarios y de seguridad que enfrenta la República Democrática del Congo. Ante una población cada vez más expuesta y vulnerable, la cuestión del papel del Estado y de la comunidad internacional en la gestión de la crisis se volvió crucial.
2023 había sido un año electoral lleno de acontecimientos en la República Democrática del Congo, marcado por múltiples tensiones y desafíos. En 2024, el país parecía todavía acosado por crisis multifacéticas, que ponía a prueba la capacidad de los actores nacionales e internacionales para encontrar soluciones duraderas e inclusivas para restaurar la paz y la estabilidad en la región.
En última instancia, el discurso de Félix Tshisekedi ante la ONU en 2024 reveló las complejidades y dilemas que enfrenta la República Democrática del Congo, destacando la urgencia de una acción concertada y efectiva para superar los desafíos políticos, humanitarios y de seguridad que pesan sobre el país.