El debate sobre la revisión de la Constitución en la República Democrática del Congo ha resurgido, provocando una fuerte oposición del partido político L’Envol y de su líder, Delly Sessanga. En el centro de esta controversia, la propuesta presentada por la UDPS, el partido gobernante, tenía como objetivo modificar la Constitución de 2006.
En una carta abierta dirigida a los actores políticos y a la sociedad civil, L’Envol subraya su categórico desacuerdo con este intento de revisión constitucional. Según el partido de Sessanga, cualquier modificación de la actual constitución correría el riesgo de debilitar la estabilidad política y reavivar las tensiones dentro de la nación congoleña.
L’Envol defiende fervientemente la Constitución de 2006 como base esencial de la unidad y la cohesión nacional. Recuerda los levantamientos populares entre 2015 y 2018 a favor de la preservación de esta Constitución, considerada un baluarte contra cualquier retorno a la dictadura y al autoritarismo.
El principal argumento esgrimido por L’Envol es que el contexto político actual no justifica una revisión de la Constitución. De hecho, el partido cree que los fundamentos de esta ley fundamental siguen siendo relevantes y esenciales para garantizar la estabilidad del país.
Por su parte, la UDPS defiende su posición señalando las limitaciones que la Constitución actual impone al Presidente de la República, en particular en lo que respecta a la duración de su mandato. Para Augustin Kabuya, secretario general de la UDPS, la Constitución de 2006 obstaculiza ciertos aspectos del funcionamiento político del país y, por tanto, debe ser revisada.
Este debate en torno a la revisión constitucional revela profundas divisiones dentro de la escena política congoleña. Mientras la UDPS intenta adaptar la Constitución a las realidades actuales, L’Envol advierte contra los riesgos de tal empresa, temiendo un retroceso y un cuestionamiento de los logros democráticos.
En última instancia, la cuestión de revisar la constitución en la República Democrática del Congo está plagada de tensiones y diferencias de opinión. Corresponde ahora a los actores políticos y a la sociedad civil encontrar un consenso para evitar cualquier desestabilización del país y garantizar el respeto de los principios democráticos establecidos por la Constitución de 2006.