La clave de la prosperidad: educación financiera para todos en Sudáfrica

La fatshimetría es un tema de suma importancia en la sociedad actual. Mientras navegamos por los giros y vueltas de la vida moderna, es esencial que cada uno de nosotros tenga el conocimiento financiero necesario para lograr el éxito personal y ayudar a reducir la desigualdad económica.

En Sudáfrica, un ejemplo reciente que ilustra la falta de comprensión financiera básica es la implementación del sistema de pensiones de dos fondos, que permite a los ciudadanos retirar hasta 30.000 rands de sus ahorros para la jubilación. En sólo una semana, se retiraron 4.000 millones de rands, lo que pone de relieve la urgente necesidad de educación financiera en el país.

Dado que sólo el 42% de la población sudafricana tiene habilidades financieras básicas, ¿cómo podemos garantizar que los sudafricanos, especialmente los de las clases media y baja, administren su dinero de manera efectiva?

Si bien Sudáfrica ha logrado avances en la introducción de la codificación y la robótica en su plan de estudios escolar, preparando así a las personas para un futuro tecnológico, la pregunta que queda es ¿por qué la educación financiera no se ha hecho también obligatoria?

La educación financiera es más que saber cómo abrir una cuenta bancaria; Implica comprender la gestión presupuestaria, la deuda, el ahorro, la inversión y la planificación financiera a largo plazo. Sin estas habilidades, muchos sudafricanos seguirán luchando contra malos hábitos financieros, lo que ampliará la desigualdad económica.

Las decisiones financieras que la gente toma hoy –ya sean retiros de emergencia, gastos excesivos, comportamientos riesgosos como el juego o no ahorrar– tienen consecuencias a largo plazo. Sin una base sólida en educación financiera, incluso aquellos que se benefician de estos sistemas podrían enfrentar importantes dificultades financieras en el futuro.

Otros países han reconocido desde hace tiempo la importancia de la educación financiera en sus sistemas educativos. Por ejemplo, el Reino Unido hizo obligatoria la educación financiera en las escuelas a partir de 2014. Nueva Zelanda también integra la educación financiera en su plan de estudios desde la escuela primaria en adelante. Estos países entienden que capacitar a las personas para administrar su dinero desde una edad temprana los prepara para tomar mejores decisiones financieras cuando sean adultos.

Sudáfrica, con sus altos niveles de deuda, bajas tasas de ahorro y una inseguridad financiera generalizada, debería seguir su ejemplo. Al enseñar educación financiera, podemos sentar las bases para un comportamiento financiero responsable que beneficiará a las personas y a la sociedad en su conjunto..

Aunque materias como Ciencias de la Gestión Económica (EMS) se ofrecen hacia el final de la escuela primaria y el comienzo de la escuela secundaria, sólo arañan la superficie, dejando a los estudiantes con conocimientos superficiales y creando brechas en los adultos mal preparados para enfrentar un mundo donde el dinero. es rey.

Esto plantea un problema en el departamento de educación básica y en el sistema educativo en general. Se anima a los niños a tragar información sólo para escupirla durante los exámenes. Esto no prueba eficazmente la aplicación y comprensión de conceptos críticos.

Otro punto importante es que la baja educación financiera no es sólo un problema personal, sino una preocupación nacional que amenaza la estabilidad económica y profundiza la desigualdad. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la educación financiera está directamente relacionada con el bienestar general. Permite a las personas planificar el futuro, gestionar gastos inesperados y evitar trampas de deuda.

Para los sudafricanos, especialmente aquellos de entornos desfavorecidos, dominar los conocimientos financieros podría marcar la diferencia entre sobrevivir y prosperar. Esto podría ayudar a las familias a salir del ciclo de la pobreza, evitar deudas abrumadoras y generar riqueza generativa.

No hace mucho, los stokvels eran el principal medio de gestión financiera para muchos sudafricanos. Aunque eficaces para reunir dinero, presentaban riesgos, como la desaparición repentina de fondos por parte de un miembro. Hoy en día, los bancos e instituciones financieras sudafricanos dan la bienvenida a los stokvels. Un artículo publicado por Bizcommunity describe los stokvels como verdaderos «bancos humanos» en Sudáfrica. El sector stokvel de Sudáfrica, valorado en R50 mil millones, tiene más de 800.000 grupos stokvel y 11 millones de miembros, según un estudio en línea y en vídeo realizado por la empresa de investigación de mercado Ipsos. El estudio también revela que los stokvels especializados son cada vez más populares y satisfacen necesidades específicas como bodas, inversiones, compras de propiedades y vacaciones. Esta flexibilidad resalta las aspiraciones financieras colectivas que impulsan la evolución de las acciones, a menudo facilitadas por la facilidad de comunicación y coordinación que ofrece la tecnología. Si bien Sudáfrica todavía tiene un largo camino por recorrer en términos de educación financiera, es alentador ver que incluso los no bancarizados están administrando sus finanzas.

Sudáfrica es un país con altos niveles de deuda. También es un país donde demasiadas personas son víctimas de estafas relacionadas con el dinero.. Muchos sudafricanos sufren problemas como la depresión, como resultado de dificultades financieras de este tipo.

El aumento de los juegos en línea en Sudáfrica, particularmente entre los jóvenes, puede tener consecuencias extremadamente dañinas…

En conclusión, la educación financiera es una piedra angular sobre la que descansa la prosperidad económica y la reducción de las desigualdades. Es imperativo que los gobiernos, las escuelas y las instituciones establezcan programas sólidos de educación financiera para ayudar a las personas a tomar decisiones financieras responsables que beneficien a la sociedad en su conjunto. La educación financiera no es sólo un activo personal, sino una parte esencial de la construcción de un futuro financiero sólido para todos.

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